Prudencia
Ayala (28 de abril de 1885- 11 de julio de 1936) Escritora y activista social
salvadoreña, que luchó por el reconocimiento de los derechos de la mujer en El
Salvador.
Fue
un referente de la historia Hispanoamericana por convertirse en la primera
mujer aspirante a la presidencia en su país.
Su
postura y determinación, le permitieron dar inicio al reconocimiento de la
mujer en una sociedad en la que solo el hombre gozaba de privilegios en cuanto
a honores, roles y funciones claves dentro del ámbito político y económico,
promoviendo la capacidad de la mujer y su importancia dentro de la sociedad.
Provenía
de una familia de origen indígena y debido a la falta de recursos económicos en
su familia tuvo que abandonar los estudios por lo que desarrolló una formación
autodidacta.
A
partir de 1913 comenzó a publicar artículos de opinión en el Diario de
Occidente, periódico que circulaba en la región occidental de El Salvador,
donde se manifestó partidaria del antiimperialismo, el feminismo y el unionismo
centroamericano, además de expresar su rechazo a la invasión norteamericana de
Nicaragua.
También
publicó poemas en varios periódicos del país.
En
1919 fue encarcelada por criticar en una de sus columnas, al alcalde de
Atiquizaya y luego, en Guatemala, fue encarcelada varios meses por acusaciones
de colaborar con la planificación de un golpe de Estado.
En
1921 publicó el libro Escible. Aventuras de un viaje a Guatemala donde narraba
su viaje a ese país en los últimos meses del gobierno dictatorial de Manuel
Estrada Cabrera.
Además
publicó los libros Inmortal, Amores de loca (1925) y Payaso literario (1928). A
finales de la década de los años 1920, fundó y dirigió el periódico Redención
femenina, donde expresó su postura en defensa de los derechos ciudadanos de las
mujeres.
En
1930, intentó postularse como candidata a la presidencia de la república, a
pesar de que la legislación salvadoreña no reconocía el derecho al sufragio
femenino. Su plataforma de gobierno incluía el apoyo a los sindicatos, la
honradez y transparencia en la administración pública, la limitación de la
distribución y consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de cultos y
el reconocimiento de los «hijos ilegítimos» (hijos fuera del matrimonio).
Finalmente,
su solicitud, fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia, pero el debate
que siguió a su intento de postulación, dio impulso al movimiento femenino que
permitió que el derecho al sufragio femenino se reconociera en 1939, y que en
la Constitución de 1950, se diera
reconocimiento legal a los derechos de la mujer en El Salvador.