Alma
Mahler (Viena, 1879–Nueva York, 1964) Compositora, editora y escritora austriaca.
Compositora
e intérprete de piano de gran talento, creativa en todas sus facetas, ha pasado
a la historia por haber sido esposa y/o amante de algunos de los artistas y
creadores más reconocidos de su época como Gustav Mahler, Walter Gropius ,
Oskar Kokoschka. Gustav Klimt, Alban Berg, o Franz Werfel entre otros artistas.
Vio
su inteligencia subestimada por la misoginia de su época.
Sobre
Alma Mahler, nacida Alma Schindler, se ha escrito mucho y se seguirá
escribiendo. Su figura, libre y alejada de los cánones de la época, sigue
resultando muy interesante hoy en día. Sin embargo, no siempre se hace justicia
con el personaje. No es raro encontrar artículos en los que el periodista de
turno se ensaña con una mujer que es tachada de ‘devorahombres’.
Alma
Mahler se rebeló contra la tradición, las formas socialmente establecidas y la
sumisión esperada de una mujer de principios del siglo XX. Aun así, pasó a la
historia fundamentalmente por ser la esposa o compañera de grandes figuras de
su época. Gustav Klimt la besó cuando ella tenía 16 años. A los 23, se casó con
Gustav Mahler, compositor y director de orquesta y, posteriormente, con el
arquitecto fundador de la Bauhaus Walter Gropius y con Franz Werfel, destacado
novelista de su época, además de mantener romances con otros artistas, como el
pintor Oskar Kokoschka.
Pero,
lejos de conformarse con el papel de musa para compositores, escritores o
pintores, Alma Mahler se convirtió en un catalizador de la creatividad de los
hombres con los que compartió su vida.
Como mujer culta y creativa, no pasaría desapercibida. Allí donde iba se
mostraba libre para hablar y opinar, lejos del rol mujer políticamente correcta
imperante en la alta sociedad de la época.
Alma
Mahler era un ejemplo de mujer que se vio limitada, por la misoginia de la
época, a ser considerada únicamente como la amante de grandes creadores: “Si
bien es cierto que era fue muy apasionada y el amor la cegó en más de una
ocasión, corregía las partituras de su marido Gustav y más tarde fue una fiel
defensora de las teorías sobre color y percepción de Josef Albers”, quien formó
parte de la Bauhaus.
Tras
enviudar, Alma Mahler se trasladó a Nueva York y consiguió liberarse de la
etiqueta de femme fatale, forjándose una reputación como referente cultural y
artístico.
Se
volcó en escribir sus memorias, Mein Leben, tituladas en inglés And the bridge
is love (Y el puente es el amor). También editó y publicó parte de las cartas
de Gustav Mahler, de las que nunca se desprendió, pese a todas las relaciones
que tuvo con otros hombres, y que siempre atesoró como el gran amor de su vida
hasta su muerte a los 85 años.