Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun (París, 16 de
abril de 1755- 30 de marzo de 1842) Está considerada la pintora francesa más
famosa y la más importante artista femenina del siglo XVIII. Llegó a pintar 660
retratos y 200 paisajes.
Su padre era retratista y de él recibió sus primeras lecciones, aunque parece
ser que se benefició más de los consejos de Gabriel François Doyen,
Jean-Baptiste Greuze, Claude Joseph Vernet y otros maestros de la época.
Durante su adolescencia pintaba ya retratos de
manera profesional.
Cuando su estudio fue embargado por pintar sin
licencia, buscó afiliarse a la Académie de Saint Luc, que sin saberlo exhibió
sus cuadros en su Salón.
En 1774 ingresó en la Academia Francesa.
En 1776 contrajo matrimonio con Jean-Baptiste-Pierre
Lebrun, pintor y comerciante de arte.
Pintó los retratos de muchos de los miembros de la
nobleza francesa, y conforme avanzaba su carrera fue invitada a Versalles para
pintar a la reina María Antonieta.
La reina quedó tan complacida con el trabajo de
Vigée-Lebrun, que recibió el encargo de pintar más retratos de ella, así como
de los príncipes y de numerosos nobles.
En 1781 viajó a los Países Bajos donde las obras de
los maestros flamencos le inspiraron a probar nuevas técnicas. Allí pintó los
retratos de algunos nobles y del Príncipe de Nassau.
En 1783 fue aceptada como miembro de la Académie
Royale de Peinture et de Sculpture como pintora de alegorías históricas. Adélaïde Labille-Guiard fue aceptada el
mismo día. Los hombres a cargo se opusieron a su admisión argumentando que su
esposo era un tratante de arte, pero una orden del rey fijó la decisión una vez
que María Antonieta presionó a su marido en favor de la pintora.
La admisión de dos mujeres en un mismo día suscitó
comparaciones entre ambas en vez de comparaciones entre miembros femeninos y
masculinos.
Tras la detención de la familia real durante la
revolución francesa, Vigée-Lebrun huyó de Francia y vivió y trabajó algunos
años en Italia, Austria y Rusia, donde su experiencia en tratar con clientes de
la aristocracia le resultó útil.
En Roma sus pinturas fueron aclamadas por la
crítica, y fue recibida en la Academia di San Luca.
En Rusia pintó a numerosos miembros de la familia de
Catalina la Grande.
Durante su estancia Vigée-Lebrun fue nombrada
miembro de la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo.
Fue bienvenida de vuelta en Francia durante el
reinado de emperador Napoleón I.
Solicitada por la élite de Europa, viajó a
Inglaterra a principios del siglo XIX y pintó los retratos de varios notables
británicos incluyendo a Lord Byron.
En 1807 viajó a Suiza y fue nombrada miembro
honoraria de la Societé pour l'Avancement des Beaux-Arts de Ginebra.
A instancias de una amiga, la condesa Dolgoruki,
Vigée-Lebrun publicó sus memorias en 1835 y 1837, en donde muestra una
interesante perspectiva de la formación de los artistas del final de la época
dominada por las academias reales.