"Vidas a
puntadas" es una muestra que organiza
el Museo del Traje de Madrid y que tiene como objetivo principal la
visibilización del trabajo femenino relacionado con el mundo textil. Para ello,
se ofrece una lectura bajo el sesgo de género de una realidad social y
económica femenina en relación directa con la producción y la difusión de la
moda. A través de piezas del Museo se hará un recorrido en el que se mostrará
cómo la mujer ha estado vinculada de una forma u otra, independientemente de su
condición social o momento de su nacimiento, al trabajo textil.
Desde
la obtención de la propia fibra y su procesamiento hasta la producción creativa
y profesionalizada de la diseñadora de moda, pasando por circunstancias
intermedias como el autoabastecimiento doméstico, la labor como modista o la
práctica de maestría en las labores como símbolo femenino y para el adorno de
"las virtudes de una mujer ideal".
La
exposición termina abordando la transformación de esas labores en una forma de
ocio femenino, pero también con representación masculina creciente, que hoy se
está convirtiendo en tendencia. El perfil de la mujer que vuelve a tejer o a
coser difiere diametralmente de la imagen de “mujer ideal” tradicional. La
Muestra estará hasta 18 de mayo de 2014.
Las
"hilas" es una de las manifestaciones más interesantes entre las costumbres
de Cantabria. La celebración de estas reuniones tenía gran poder de convocatoria ya que, en principio,
se reunían las mujeres para hacer en común esta ancestral labor, ya
desaparecida, que consistía, según su nombre indica, en hilar, que es reducir a
hilo, como en este caso, la lana y el lino. La "hila" es, pues,
"acción de hilar", según la Real Academia, que también recoge otra
acepción especial de Cantabria, muy a propósito en este caso: "tertulia
que en las noches de invierno tenía la gente aldeana en alguna cocina grande,
al amor de la lumbre, y durante la cual solían hilar las mujeres".
El filandón (o fiandón, filorio, hilandorio,
hilandera, serano) es una reunión que se realiza por las noches una vez
terminada la cena, en la que se cuentan en voz alta cuentos al tiempo que se
trabaja en alguna labor manual. Generalmente, lo hacían las mujeres que hilaban
o hacían el “filo” de ahí la palabra
filandón. Tal reunión se solía hacer alrededor del hogar, con los participantes
sentados en escaños o bancadas. El filandón se sigue practicando en la
provincia de León (en ciertas zonas de esta provincia al filandón también se le
conoce como calecho o calechu), en Asturias, y en algunas zonas montañosas del
extremo oriental de Galicia
Como
se puede ver en la imagen mientras las mujeres dedicaban su ocio a trabajar, los hombres miraban