Profesión:
sus labores. Al oír esta frase siempre
me he imaginado a las mujeres haciendo tareas para sí mismas. Peinarse, lavarse,
coser “sus” vestidos, hacerse “su” comida, plancharse “su” ropa, fregar “su” plato.
Craso error. Lo que encierra la expresión “sus labores” significa hacer las
tareas de los demás. De su marido, de sus hijos/as, de las personas mayores que viven bajo su
dependencia, de las mascotas…etc. “El Ama de Casa”, nombre irónico, por el cual
se conoce a la sufrida mujer que profesa
“sus labores” puede definirse como la mujer que trabaja gratuitamente y sin
reglamentación horaria para la familia, dedicada a las tareas del hogar y su
limpieza, a la compra y preparación de alimentos, al cuidado de los niños y de
cualquier “ser vivo” que habite bajo el mismo techo. La sociedad patriarcal
considera “natural” este trabajo de las mujeres porque históricamente se le ha
considerado como una extensión del trabajo natural de gestar, parir, lactar y
cuidar de la prole. Y así se le ha inculcado a la mujer desde siglos, como un
trabajo inherente a la condición femenina. Vamos, que por el hecho de nacer
mujer, las mujeres ya nacen aprendidas en los “increíbles secretos” que se
esconden sobre la limpieza de los cristales, la plancha de los cuellos de las
camisas o la elaboración de lacón con grelos. Intentando hacernos creer que las
tareas del hogar son elegidas por las mujeres y no asignadas en función del sexo,
por la sociedad patriarcal. Además muchas mujeres crecieron con la idea de que
las mujeres siempre tenían que estar haciendo algo,”Mujer virtuosa, nunca está
ociosa”, y que el ocio no se había hecho para ellas. Es muy difícil ver a una
mujer de una cierta edad estar “mano sobre mano”.Su ocio está consagrado al
ganchillo, a los encajes de puntilla o a tejer ,quizá esté viendo la tele, pero
las manos ociosas, ¡nunca!. “Trabajo gratuito las 24 horas del día, 365 días al
año, sin derecho a jubilación”, ese es el lema que les han inculcado a muchas
mujeres desde la infancia. Que también podríamos traducir por: “dedicación",
"desvelo, "solidaridad" y
"sacrificio". Y si sumáramos
el valor económico del trabajo que hace la mujer en casa, no habría economía
que pudiera resistir, pues sobrepasa con
creces el salario que su pareja aporta al hogar, dándose la paradoja que a la
mujer se le hace creer que es su pareja quien
trabaja para ella y quien la mantiene con el dinero que aporta con su trabajo
“asalariado”.(*)
Según
los expertos/as, al entrar la mujer en el mundo laboral, este modelo que, tradicionalmente,
hacía un reparto de papeles en el que las mujeres se encargaban de las personas
dependientes –hijos, enfermos, mayores, etcétera– y los hombres se
responsabilizaban de conseguir fondos económicos está quebrando y ya nadie
defiende los roles diferenciales. Sin embargo la doble jornada laboral de la
mujer que trabaja fuera de casa es un hecho. Según el INE, las diferencias en
el empleo del tiempo de hombres y mujeres continúan siendo significativas,
especialmente en las categorías de Hogar y familia y Trabajo remunerado. Aunque
la participación masculina en las actividades de hogar y familia ha aumentado
en los últimos siete años en casi cinco puntos y el porcentaje de mujeres
dedicadas a las tareas del hogar ha disminuido menos de un punto, sigue
habiendo una diferencia de participación en el trabajo no remunerado de 17
puntos porcentuales a cargo de las mujeres (74,7% los hombres y 91,9% las
mujeres). Los hombres participan más en actividades de tiempo libre y durante
más tiempo, especialmente en Deportes y actividades al aire libre y en
Aficiones e informática. Según los datos reflejados en la Encuesta Nacional de
Salud 2011-2012, el porcentaje de mujeres y hombres que declaran compartir el
trabajo del hogar con otra persona es similar: el 35,3 % en el primer caso y el
36,3 % en el segundo. Sin embargo, el porcentaje más alto de mujeres
encuestadas, un 44,5 %, señala que las realiza sola, frente al 9,66% de los
varones; casi la mitad de estos últimos, un 48,3 %, reconoce que otra persona
de la casa se ocupa de las tareas del hogar, situación que solo afecta al 12’3
% de mujeres. Por nivel de estudios, los mayores porcentajes de
corresponsabilidad en la realización de las tareas del hogar se dan entre
quienes han cursado enseñanzas profesionales de grado superior o equivalente y
estudios universitarios. Más del 42 % de mujeres y hombres con dichas
titulaciones dijeron que compartían las tareas del hogar con otra persona de la
casa. Respecto a la situación laboral, el 38 % de las mujeres que trabajan
realizan en solitario las tareas del hogar, frente al 8’7 % de los varones. En
situación de desempleo estos porcentajes son el 51’5 % y el 12’1 %,
respectivamente. En el caso de las mujeres el cambio de situación laboral hace
que suba en más de 13 puntos la responsabilidad en exclusiva del trabajo
doméstico, mientras que en el de los hombres solo se incrementa en 3’3 puntos. Asimismo,
el 8’9% de mujeres ocupadas señalan que las tareas del hogar las realiza otra
persona de la casa, mientras que entre los hombres asciende al 46’6%.
(*)Texto:Ana & Heterónimas