El libro Malleus Maleficarum está dividido en tres
secciones, cada una de las cuales plantea preguntas específicas y se propone
responderlas a través de argumentos contrarios. Hay poco material original en
el libro; es más que nada una recopilación de creencias y prácticas
preexistentes con abundantes partes tomadas de obras anteriores tales como
Directorium Inquisitorum (1376), de Nicolau Aymerich, o Formicarius (1435) de
Johannes Nider.La Parte I buscaba probar que la brujería o hechicería existe.
Detalla cómo el Demonio y sus seguidores, las brujas y hechiceros, perpetran
una plétora de males «con el permiso de Dios Todopoderoso». Más que explicar
esto como un castigo, tal como muchas autoridades eclesiales de la época
hacían, los autores de este libro proclaman que Dios permite estos actos, con
tal que el Diablo no gane poder ilimitado y destruya el mundo. Parte de esta
sección explica por qué las mujeres, por su naturaleza más débil e intelecto
inferior, son más propensas a la tentación de Satán que los hombres. El propio
título del libro contiene la palabra maleficarum, la forma femenina del
sustantivo, y los escritores declaran (incorrectamente) que la palabra femina
(mujer) es una derivación de fe+minus, sin fe (o infiel, o desleal).La Parte II
del Malleus Maleficarum describe las formas de brujería. Esta sección detalla
cómo las brujas lanzan hechizos, y cómo sus acciones pueden ser prevenidas o
remediadas. Un fuerte énfasis se le da al Pacto con el Diablo y la existencia
de brujas es presentada como un hecho. Muchos de las informaciones del libro de
hechizos, pactos, sacrificios y cópula con el Diablo fueron obtenidos
(supuestamente) de juicios inquisitoriales llevados a cabo por Sprenger y
Kramer.
La Parte III detalla los
métodos para detectar, enjuiciar y sentenciar o destruir brujas. La tortura en
la detección de brujas es vista como algo natural; si el brujo o bruja no
confesaba voluntariamente su culpa, la tortura era aplicada como un incentivo
para hacerlo. Los jueces eran instruidos para engañar al acusado de ser
necesario, prometiendo misericordia por la confesión.Esta sección también habla
de la confianza que se puede poner en los testimonios de los testigos y la
necesidad de eliminar acusaciones maliciosas, pero también sostiene que el
rumor público es suficiente para llevar a la persona a juicio y que una defensa
demasiado vigorosa es evidencia de que el defensor está embrujado. Hay reglas
acerca de cómo prevenir que las autoridades sean embrujadas y el consuelo de
que, como representantes de Dios, los investigadores están protegidos de todos
los poderes de las brujas. Tanto Kramer como Sprenger eran prolíficos
escritores y parte del Malleus Maleficarum es un resumen de un exhaustivo
manuscrito sobre brujería escrita por Kramer. Generalmente basado en la frase
bíblica, «A los hechiceros no los dejarán con vida» (Éxodo 22:18), el libro
también echa mano de obras de Aristóteles, la Biblia, Agustín de Hipona y Tomás
de Aquino para respaldarse. El sexismo y la misoginia del libro es innegable:
la creencia de los autores de que las mujeres eran criaturas inferiores, más
débiles y fácilmente corruptibles está enfatizada a lo largo de toda la obra.La
misoginia del libro se apoya en la de la tradición cristiana. A pesar de que es
la primera vez que se establece un vínculo directo entre la mujer y la herejía
de la brujería, para eso reúnen una serie de ideas ya existentes pero dispersas
sobre la mujer que toman del Antiguo testamento y el Nuevo testamento, de la
antigüedad clásica, de autores católicos medievales y de los padres de la
Iglesia. Para el cristianismo la virginidad siempre fue un ideal y según el
Malleus Maleficarum la mujer es peligrosa por su sexualidad a pesar de ser necesaria
para la reproducción. Según el Malleus Maleficarum toda la brujería proviene
del apetito carnal que en las mujeres es insaciable. La superstición se
encuentra ante todo en las mujeres y la mayor cantidad de los brujos son del
sexo frágil porque las mujeres son más crédulas, más propensas a la maliginidad
y embusteras por naturaleza. El pecado que nació de la mujer destruye el alma
al despojarla de la gracia y todos los reinos del mundo han sido derribados por
mujeres. Una mujer es hermosa en apariencia, contamina al tacto y es mortífero
vivir con ella. Existen tres vicios generales que tiene un especial dominio
entre las mujeres: la infidelidad, la ambición y la lujuria.Tomado como un
todo, el Malleus Maleficarum declara que algunas cosas confesadas por las
brujas, tales como transformaciones en animales, eran meras ilusiones inducidas
por el Demonio para atraparlas, mientras otros actos, como por ejemplo volar,
causar tormentas y destruir plantaciones, eran reales.
El libro habla detalladamente sobre los actos
licenciosos y promiscuos cometidos por las brujas, su habilidad de crear
impotencia sexual en los varones e incluso da espacio a la pregunta sobre si
los demonios podrían ser los padres de los hijos de las brujas. El estilo
narrativo es serio y completamente falto de humor: incluso los hechos más dudosos
son presentados como información confiable. Por un lado están las brujas
agresivas y por el otro lado están los varones amenazados en su capacidad de
erección y de reproducción. Hay capítulos enteros dedicados a contar como las
brujas les arrebatan su miembro viril a los varones. Con el Malleus Maleficarum
es la primera vez en la historia que aparecen integrados en un mismo escrito la
criminología, o sea, el origen del mal, con el derecho penal, es decir las
manifestaciones del mal y la criminalística, o sea, los datos necesarios para
descubrir el mal en la práctica. Es la primera vez en la historia que aparece en
forma sistematizada una teoría sobre el origen del crimen, es decir, una
etiología del crimen. Esta estructura discursiva que legitima la violencia del
poder punitivo permanece sin grandes cambios hasta el presente, lo único que se
va modificando en cada nueva generación son sus contenidos internos. En casi
todas las masacres históricas en los estados policiales donde el derecho
jurídico y las garantías constitucionales se pierden se reproduce la estructura
discursiva heredada del Malleus Maleficarum. Desde la publicación del Malleus
Maleficarum hasta nuestros días siguen apareciendo instrumentos discursivos
inquisitoriales con idéntica estructura: se trata de una emergencia y, como es
una amenaza extraordinaria que supone un riesgo para los cimientos de toda
nuestra cultura y la humanidad entera, se deben tomar medidas extraordinarias
para combatirla. La supuesta emergencia es una forma de legitimar el desenfreno
del poder punitivo que eliminando al supuesto peligro, y a todos sus cómplices,
logra verticalizar el poder social cada vez más, generando los cimientos de un
estado de paranoia colectivo que le permite al poder ejercerlo sin frenos ni
límites eliminando cualquiera opositor. Si alguien duda de que la acusada sea
una bruja es porque está también poseído por Satanás. El resultado del discurso
inquisitorial impuesto por el Malleus Maleficarum es que el temor a la supuesta
emergencia es utilizado por el poder punitivo para eliminar cualquier obstáculo
que se le presente. Cualquier persona que se oponga a ese poder punitivo será
acusado de cómplice del mal, enemigo de la patria o un idiota útil a intereses
foráneos y será condenado sin garantías ni derecho a la defensa.La estructura
del discurso del Malleus Maleficarum es la siguiente:
1.Este crimen es el más grave
de todos los conocidos hasta ahora y la frecuencia de las brujas es tan
alarmante en la actualidad que estamos ante una emergencia que sólo podrá combatirse
mediante una guerra.
2.Todo aquel que dude de la
existencia de esta emergencia será considerado hereje, cómplice, hechicero.
3.Los inquisidores son
infalibles y puros y los enemigos son inferiores.
4.La condena es prueba suficiente
de culpabilidad.
5.Cualquier cosa que se salga
de lo usual resultará sospechosa. Se garantiza la continuación de la masacre
mediante la tortura que apunta a delatar cómplices que a su vez serán torturados
para delatar. El resultado es que termina reduciéndose el poder jurídico o
derecho jurídico a la coerción directa o derecho administrativo policial porque
contra el Mal, contra el enemigo, todo vale y si se cometen excesos son
perdonables en aras de ese objetivo superior a todo que es salvar a la
humanidad.