María
Lionza, María de la Onza, Yara, o Guaichía es una deidad femenina mítica
autóctona del folclore venezolano.
Representada
popularmente como una diosa o reina, María Lionza es la figura central del
llamado Espiritismo Marialioncero, culto en el que se mezclan ritos, indígenas
y africanos; y que ha absorbido elementos místicos y teológicos de otras
culturas.
En
América representa un símil de la diosa Venus y Gea, diosa de la paz, el amor,
la armonía, siempre relacionada con la magia del agua, el trueno, perfumes,
bosques, montañas. También representa el símbolo de la mujer, el amor y otras
representaciones de la naturaleza.
De
acuerdo con la antropóloga venezolana Daisy Barreto, las referencias más
antiguas al culto se encuentran en testimonios orales que datan de principios
de siglo XX, en los cuales campesinos de la región de Yaracuy y algunas áreas
adyacentes discuten la existencia de una devoción de corte campesino y
afrovenezolano a la reina María Lionza en las sierras de la montaña Sorte en
Chivacoa.
En
ese tiempo, el culto se circunscribía a esa pequeña región y estaba basado en
la devoción a los antepasados, en su mayor parte caciques indígenas y héroes de
la independencia venezolana.
La
importancia que la religión de María Lionza tiene en Venezuela y en otros
países cercanos es tal que más de 5000 devotos han participado en algún ritual
"marialioncero".
A
pesar de que se le cree de origen indígena, comúnmente se le representa como
una mujer blanca con una corona de oro en la cabeza y una rosa y un banderín en
la mano derecha. El banderín tiene escrita su misión como diosa: Protectora de
las aguas, Diosa de las cosechas.
No
existe documentación histórica sobre la mujer representada, pero sí numerosas
teorías contemporáneas sobre el origen del mito basadas en la tradición oral
venezolana.
Estas
historias, aunque diferentes, coinciden en señalar a María Lionza como un ser
sobrehumano, que habita las montañas de Sorte en el estado Yaracuy, desde donde
el culto se extendió al resto del país alrededor del año 1900.
Por
esta razón, la región de Sorte es un sitio de peregrinación constante de los
creyentes del culto marialioncero.
En
1939, Gilberto Antolínez registró el mito de María Lionza, cuando se encontraba
haciendo una recopilación etnográfica de los aborígenes. Esta fue la primera
investigación que se hizo y que se siguen haciendo en torno al símbolo de la
mujer y la naturaleza, elementos fundamentales de este mito y de la cultura
venezolana