sábado, 10 de enero de 2015

El Campo de Batalla de las Mujeres es la Defensa de sus Libertades






Hay guerras en las que las mujeres tienen mucho que perder. No estoy hablando de la Vida. Estoy hablando de la Dignidad y, sobre todo, de la Libertad. O mejor dicho, estoy hablando de  “las libertades”, esas libertades que las mujeres han ido conquistando paso a paso, grano a grano, a través de los siglos.





Las milicianas que salieron en 1936 a defender la República lo sabían. El trabajo fuera del hogar y alcanzar en muchos casos una independencia económica de la que antes carecían supuso para muchas mujeres una conciencia de emancipación que antes no tenían, por eso, no dudaron en participar decididamente en el frente, dentro de las milicias, no sólo como enfermeras, lavanderas, sino también como soldados. Las primeras mujeres que se incorporaron al combate fueron las militantes anarquistas, las de UGT y las del POUM. Hay que resaltar que “Las milicias obreras” fueron el segundo ejército del mundo que incorporó a la mujer, tras haberlo hecho el ruso por primera vez en 1917.


Se fueron al frente a defender lo que “ya era suyo”. Cuando perdieron,  la represión fue enorme, muchas fueron fusiladas, encarceladas, rapadas, violadas, apaleadas, mofadas.  Tuvieron que adaptarse a la miseria moral que les impusieron los vencedores. El machismo, el fascismo y el nacional-catolicismo “las devoró”. Marina Ginestà fue la imagen simbólica de esta Resistencia


Las Mujeres que luchan contra el avance de los extremistas islámicos libran una batalla aún peor, para ellas la pérdida de sus derechos significa ser condenadas a vivir confinadas en sus casas, sin poder hacer nada por ellas mismas, siempre esperando las órdenes de un varón. Para ellas significa ser enterradas en vida. Por eso las mujeres  han cogido las armas y han plantado resistencia.



Las mujeres kurdas han llegado a formar una parte importante del regimiento sirio en la lucha contra los extremistas islámicos del EI. Alrededor de un tercio de su Ejército son experimentadas mujeres que luchan en el campo de batalla en igualdad con los hombres. Además, las mujeres forman parte de una inusual estrategia psicológica para "volver locos" a los islamistas ya que  los yihadistas creen que si los mata una mujer, ellos no podrán ir al cielo, por lo que no les gusta luchar contra ellas. Para un yihadista una luchadora femenina es considerada como 'haram', lo que significa 'maldición' o 'visión inquietante y aterradora'.

Ellas mismas comentan: “Cuando ven a una mujer con un arma de fuego, sienten tanto miedo que comienzan a temblar. Se retratan a sí mismos como chicos rudos para el mundo, pero cuando ven a una de ellas con armas, se escapan. Los terroristas del IS nos odian. Aterrorizan a la población secuestrando a mujeres y niños pero en el fondo nos temen. Dicen que morir a manos de una mujer es una deshonra. A quien le sucede le está vetado el paraíso".

"Las mujeres somos muy bien recibidas. Al vernos, nuestros camaradas varones fortalecen su compromiso de defender los valores de nuestra sociedad frente al EI", agregan

 En esta guerra las mujeres se muestran como "luchadoras más valientes" que los hombres. No se  asustan de cualquier cosa. Van a luchar hasta el final porque prefieren  morir antes de ser capturadas por el EI.

"No tenemos otra opción: o les vencemos o nos convertirán en sus prisioneras y nuestra vida ya no tendrá valor".
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