“¿Cómo se puede
comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotras una
idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del
agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?
Cada pedazo de
esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada
puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz
y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La
savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel
roja.
Los muertos del
hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las
estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es
la MADRE del piel roja. Somos parte de la Tierra y ella es parte de
nosotros/as.
Las flores
perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son
nuestros hermanos/as. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el
calor del cuerpo del potro y el ser humano, todos pertenecen a la misma
familia.(….). Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se
escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la
sangre de nuestros antepasados/as.
Si les vendemos la
tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus
niños/as que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los
lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El
murmullo de los ríos es la voz de mis antepasadas (…). Para el hombre blanco la
tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su
camino.
Trata a su madre,
a la tierra, a su hermana y al cielo como cosas que puedan ser compradas,
saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la
Tierra, dejando atrás solamente un desierto.(….)
Enseñen a sus
niños/as lo que enseñamos a las nuestras, que la Tierra es nuestra madre. Todo
lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos/as de la tierra. La
Tierra no pertenece a las personas, son las personas las que
pertenecen a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están
relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo”.
(Fragmentos de la
"Carta del indio Seattle")