Hermila
Galindo (2 de junio de 1861 - 18 de agosto de 1954) Maestra, revolucionaria,
feminista, política, oradora, periodista mexicana
Fundadora
de la revista La Mujer Moderna y autora del libro La Doctrina Carranza
La
defensa de los derechos de las mujeres marcó su vida personal y su trayectoria
política
Pionera
en la reclamación, siempre activa y por todos los medios, de igualdad para las
mujeres en todos los ámbitos de la vida.
En
1917 propuso al Congreso Constituyente el reconocimiento de los derechos
políticos electorales de las mujeres en México
La
participación en política de Hermila Galindo comenzó por casualidad cuando
todavía era estudiante pero recorrió el camino político de muchos
revolucionarios: fue reyista, maderista y constitucionalista.
Viajó
por todo México durante años organizando clubes revolucionarios en pueblos y
aldeas para difundir el mensaje de la ideología constitucionalista de Carranza,
que hacía hincapié en defender la soberanía nacional y a la vez llevar a cabo
una reforma social.
Hermila
Galindo nunca descuidó la vertiente feminista, ya que creía que debía
constituir un aspecto importante de la revolución mexicana, tal y como señaló
al resumir las discriminaciones legales contra las mujeres que se encontraban
en el Código Civil de 1884: al menos sobre el papel, esta ley concedía a las
mujeres solteras adultas prácticamente los mismos derechos que a los hombres.
Sin embargo, las mujeres casadas, perdían estos derechos y se definían como
‘imbecilitas sexus’ (“un imbécil por razón de su sexo”).
Convencida
de las graves desigualdades de las leyes denunció que una esposa “no tiene
ningún derecho en su hogar. Está excluida de participar en cualquier asunto
público y carece de personalidad jurídica para realizar cualquier contrato. No
puede deshacerse de sus pertenencias personales, ni siquiera administrarlas, y
está legalmente descalificada para defenderse contra la mala administración de
su patrimonio por parte de su esposo, incluso cuando utiliza su fondo para
fines que son más innobles y ofensivos para ella. No tiene autoridad sobre sus
hijos y no tiene derecho a intervenir en su educación... Debe, como viuda,
consultar a las personas designadas por su esposo antes de su muerte, de lo
contrario puede perder sus derechos sobre ellos”.
En
septiembre de 1915 Hermila Galindo fundó, junto a otras feministas, la revista
‘La mujer moderna’. Se publicó durante cuatro años, con la misma breve duración
que la primera revista feminista importante de México, ‘La mujer Mexicana’,
editada entre 1904 y 1908.
Hermila
Galindo no asistió al primer congreso feminista de México, celebrado en la
ciudad de Mérida, Yucatán, a mediados de enero de 1916 (seis años después del
primer congreso feminista en América Latina, celebrado en Buenos Aires). El
documento que envió para ser leído en la asamblea, titulado ‘La mujer en el
futuro’, resultó ser una bomba al declarar que la Iglesia era un gran obstáculo
para el logro de los objetivos feministas en México. En otras partes del
documento pedía el sufragio de las mujeres, la legalización del divorcio y el
fin de la cultura del machismo.
Sus
argumentos para la igualdad educativa de las mujeres, que presentó en forma
impresa y en discursos, enfatizaban que las mujeres eran en parte culpables de
su propia falta de progreso social.
Hermila
Galindo se presentó en 1917 como candidata a diputada del quinto distrito
electoral de Ciudad de México. Aunque declaró durante la campaña que no tenía
esperanzas de ser elegida y que simplemente deseaba presentar la causa del
sufragio de las mujeres ante la nación, de manera sorpresiva resultó elegida
aunque la Cámara de Diputados de México le negó el resultado debido a su
género.
En
esos años Hermila Galindo no solo fue una agitadora, propagandista y defensora
de los derechos de las mujeres, sino que también se había convertido en una
periodista y editora altamente productiva. Además de su trabajo para la revista
‘La Mujer Moderna’, escribió cinco libros sobre diversos temas relacionados con
la revolución mexicana,
La
sangrienta desaparición del régimen de Carranza marcó el final de la primera
fase del feminismo mexicano, así como la repentina finalización de la carrera
pública de Hermila Galindo. Si bien continuó escribiendo y publicando textos en
los que reclamaba la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres,
Galindo se retiró a la edad de 24 años para tener una vida privada más
tranquila..
Finalmente,
en 1952, Hermila Galindo se convirtió en la primera mujer congresista federal
de México y en 1953 vio realizado su sueño cuando el Congreso y el gobierno
aprobaron la reforma al artículo 34 de la Constitución con el siguiente texto:
“Son ciudadanos de la República los varones y mujeres que, teniendo la calidad
de mexicanos reúnan además los siguientes requisitos: haber cumplido 18 años de
edad, siendo casados, o 21 si no lo son y tener un modo honesto de vivir”.
Este
logro del voto de las mujeres fue el resultado de la tarea realizada no sólo
por Hermila Galindo, sino también por otras mujeres luchadora como Elvia
Carrillo Puerto, Adelina Zendejas, Adela Formoso de Obregón Santacilia, María
Lavalle Urbina y Amalia Castillo Ledón, entre otras.
Las
mujeres de México tuvieron que esperar hasta 1958 antes de que recibieran la
plena igualdad política.