jueves, 22 de diciembre de 2016

Brindemos, con humor, por unas Navidades más Feministas





Para conseguir unas Navidades más Feministas os vamos a dar una serie de consejos:



1) Consejo número 1, regla básica e inamovible. Esta sacrosanta norma funciona para cualquier comida o cena en casa ajena, ya sea en Navidad o porque unos amigos tuyos se acaban de independizar, y consiste en lo siguiente: si los tíos no se levantan para recoger la mesa, tú tampoco. Apoltrónate, sírvete una copa de Magno y fúmate un purito. ¿Que te da vergüenza ver cómo otras si lo hacen? Tú a tu rollo. Quizás seas el ejemplo que necesitaban. Quizás te odien y te llamen vaga. Quizás piensen que quieres ser one of the boys creyéndote mejor que ellas. Pero a ti eso te da igual. Porque eres la Rosa Parks de las cenas navideñas y estás cambiando el rumbo de la historia. Y punto.



2) Importantísimo: trata bien, con respeto, cariño y paciencia a las dependientas de las tiendas en tus compras navideñas, pero aún mejor cuando a partir del día 26 comiencen las rebajas. Sólo puedo suplicaros que os pongáis en la piel de una de las nuestras que lleva horas y horas perchando esos montones de ropa que les devolvemos sin darle la vuelta a las prendas, recogiendo las perchas que nos dejamos en los probadores, respondiendo “Sólo lo que hay fuera” una y otra vez, una y otra vez. Son nuestras hermanas. Merecen todo nuestro apoyo, nuestras mejores sonrisas y nuestros mejores “por favor” y “gracias”.



3) Si aún no has escrito a sus majestades los Reyes Magos de Oriente, haz el favor de detallar con precisión qué es exactamente lo que quieres que te traigan (ejemplo: no vale “un jersey”, ya que normalmente tanto Melchor como Gaspar y Baltasar delegan en las mujeres de tu familia la ardua tarea de búsqueda, y hay que facilitarles la labor). Además, exige en la postdata que para el año que viene haya al menos una REINA maga. Aunque lo suyo sería que fuera una y media, por aquello de la paridad.

4) El feminismo lucha contra las injusticias cometidas en cualquier sistema de dominación, así que, si tienes oportunidad, adquiere regalos en establecimientos comprometidos, de comercio justo, suscripciones a medios subversivos, librerías de barrio, etc. Además de que la experiencia de compra será mucho más placentera alejada del espantoso bullicio de los megacentros comerciales, tu dinero irá a parar a buenas manos. Otra opción es el DIY: cosmética casera, ganchillo, fieltro, purpurina. Hay decenas de tutoriales en este vasto universo que es Internet.



5) Cálzate un pasamontañas morado (aunque sea metafórico) y revienta con tus peroratas feministas toda reunión familiar y comida de empresa en las que se sobreentiende que está prohibido hablar de política y de religión. Tú di que no sobreentiendes nada, que el plano simbólico se te escapa o algo así.  Tú imponte. Levántate y da unos golpecitos en la copa con una cucharilla, como en las películas. No te cargues la copa, como en las comedias. A continuación, y dirigiéndote a la intrigada audiencia, pregunta “¿qué pensáis del FEMINISMO ?”. Ya verás cómo se anima la velada.



6) No puedo evitar acordarme de aquellas bromas maravillosas del show de Jimmy Kimmel en el que instaba a los padres a hacer regalos de mierda a sus hijos (un sándwich mordido, una tabla de madera, una cebolla) y grabar sus reacciones. Uno de estos padres modélicos le endilgó “como broma” a su hijo un pony de color rosa. El niño se enfadó “eso es para niñas” berreó el muy desagradecido. Mi consejo es que tú no lo hagas de broma. Ponte seria con esto. Si el niño desprecia lo que identifica como “juguetes de niña”, carbón y más carbón, y así hasta que aprenda que los géneros son fluidos. Mientras no renuncie a la heteronorma, Papá Noel (que además de lapón es aliado gender-queer) no dejará regalos. Que te lo tire a la cara, que te odie para siempre: recuerda que lo importante de un regalo no es que guste, sino que adoctrine correctamente para un futuro más justo, lleno de adultos resentidos con el gordo barbudo, pero en el que el binarismo de género por fin ha desaparecido.



7) En la misma línea que el punto anterior: ¿sabes esa prima tuya tan facha que lleva a las niñas los domingos como en el barrio de Salamanca las llevan todos los días? ¿No te mueres por ver su cara cuando Cayetanita y Ana María abran sus regalitos y aparezcan pistolas, espadas, camiones, excavadoras y el lego de la Guerra de las Galaxias? Yo sí. Así que haz fotos.

 8) Está bien, no la quieres liar parda con el tema regalos para la chiquillería y lo respeto. Es un poco más sosainas, pero la opción de juguetes de género “neutro” siempre está ahí: cuentos, peluches, juegos de mesa. Que sepas que si eliges esta vía fácil eres un rollo y una cobarde. Lo respeto, pero solo por sororidad. Cobarde.



9) Come lo que te salga del “mismísimo” sin ponerte excusas. Por comer, cómete hasta el huevo frito que te ofrezca tu suegra por si te has quedado con hambre. Deja que el último polvorón se convierta en los cinco últimos. Y, sobre todo, no te prometas a ti misma que te pondrás a dieta el 7 de enero, o, peor, ¡que te vas a apuntar al gimnasio! Según la revista Time es el propósito de año nuevo más hortera de la década. Proponte quemar tiendas en las que la talla más grande sea la 40, o secuestra la redacción de una revista femenina al grito de “¡Esta noche mandan mis estrías!”. No sé, cosas así, bastante más sanas que tirarte una hora en la elíptica.

10) Boicotea a cualquier empresa o marca que exhiba publicidad sexista. Catálogos de juguetes en los que las niñas cuidan de muñecos bebé mientras los niños conducen descapotables, marcas de joyería en las que sugieren que una relación abusiva profesor-alumna es cuqui, anuncios de perfumes en los que una chica chasquea los dedos para conseguir lo que más desea en el mundo y aparece un enorme anillo de compromiso en su dedo… Si por algún casual consigues evitar adquirir cualquier producto del mal, enhorabuena, eres una heroína. Porque nadie puede. El mal acecha en cada esquina.

 Texto “edulcorado” (para eso es Navidad) de Filósofa Frívola
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