lunes, 7 de octubre de 2013

Las Mujeres-hombre o vírgenes juradas de Albania.



Se dice que quedan en Albania entre una docena y medio centenar de vírgenes juradas. Son las llamadas,”Mujeres-hombre”. Algunas son jóvenes, porque en las regiones del norte  todavía pervive el Kanun, un código medieval y un rito arcaico por el cual  en una familia sin varones las ‘vírgenes juradas’ deben asumir su papel. El código Kanun,  es un conjunto de leyes desarrollado por Lekë Dukagjini, en vigor sobre todo en el norte de Albania y Kosovo desde el siglo XV hasta el XX, y que se ha restablecido recientemente tras la caída del comunismo a principios de la década de 1990.Es un conjunto de leyes consuetudinario, transmitido de generación en generación, y que no se codificó ni transcribió hasta el siglo XIX por Shtjefën Gjeçov. Aunque el Kanuni se atribuye al príncipe albanés Lekë Dukagjini, sus normas evolucionaron hasta constituirse en una forma de proporcionar tanto leyes como gobierno a esas tierras. El código se divide en las siguientes secciones: Iglesia, Familia, Matrimonio, Casa, Ganado y Propiedades, Trabajo, Transmisión de la Propiedad, Palabra, Honor, Daños, Ley concerniente al Crimen, Ley Judicial, y Exenciones y Excepciones. En una sociedad muy masculina y patriarcal, cuando una familia se quedaba sin varones, porque se los mataban o no nacían, correspondía a una de las mujeres hacer de hombre. Y convertirse en uno. Cortarse el pelo, vestirse con ropas masculinas. No se casaba nunca, y de ahí su nombre, ‘virgjina’. Las ‘vírgenes juradas’ eran una de las costumbres más arcaicas del Kanun, que es  la ley de la costumbre en una tierra sin ley .Las  mujeres que decidieron vivir sus vidas como un hombre, llenando el hueco dejado en las familias por la ausencia de miembros varones,  tenían que vestir, trabajar y vivir como hombres, pero se mantienen vírgenes y nunca se casan. El Kanun se ha extendido a ciudades como Shkodra con la inmigración, ha degenerado e incluso hoy se mata a mujeres y niños. El Comité Nacional de Reconciliación, ONG que pacifica litigios, calcula que unas 800 familias viven encerradas e involucradas en venganzas. Hasta hay que pedir permiso con el mediador para llevar un hijo al médico o al colegio. «La ley triunfará sobre el Kanun», ha dicho el primer ministro, Sali Berisha. A las mujeres-hombres les llaman ‘bat’, tratamiento de máximo respeto. Estas mujeres tienen privilegios masculinos. Pueden fumar, algo reservado a los hombres. También pueden llevar armas, comprar y vender tierras, recibir huéspedes, viajar solo/a, participar en las asambleas. Es decir, tener derechos, porque las mujeres no tienen ninguno. Un ejemplo del código Kanun, artículo 58: «El marido tiene derecho a pegar y encadenar a su mujer si le desobedece». Una familia sin hombres o una mujer sola estaban perdidas. Ni siquiera heredaban. Por eso, católicas y musulmanas, se convertían en hombres. Socialmente, no sexualmente. Algunas se hacen  hombre con 12 ó 13 años porque son hijas únicas. «Han sufrido toda la vida, solas, para que nosotras tengamos una vida mejor», dicen con gratitud las mujeres que las rodean.