Clara Schumann (Leipzig, 13 de septiembre de
1819-Fráncfort del Meno, 20 de mayo de 1896) fue una destacada pianista y
compositora alemana. Además de piano estudió canto, violín, instrumentación,
contrapunto y composición.
Clara
no era precisamente una mujer "feminista"; sin embargo, fue una mujer
fuera de serie en muchos aspectos. En aquel entonces era frecuente encontrar
"niñas prodigio" que tocaban muy bien obras de gran dificultad y
conquistaban al público amante de la música. La mayoría de estas jóvenes,
cuando llegaban a cierta edad, dejaban el concertismo y se dedicaban al hogar,
a dar clases o a otras actividades musicales, alejadas de los escenarios. A
diferencia de estas mujeres, la carrera de Clara continuó en los más altos
niveles profesionales hasta pocos años antes de su muerte.
Además
de ser pianista, escribió su propia música y editó varias obras de su esposo Schumann
El
público europeo la consideraba en el nivel de Franz
Liszt (1811-1886)
o Sigismund Thalberg (1812-1871), famosos
pianistas virtuosos de aquella época.
Estuvo
casada con Robert Schumann, uno de los más importantes compositores
del Romanticismo
alemán. Con
Johannes
Brahms (1833-1897), otro gran compositor del siglo XIX, cultivó una
profunda relación artística e intelectual que llegaría a adquirir tintes
amorosos y que duró hasta la muerte
Clara
fue admirada por otras personalidades de la época como Goethe, quien la
conoció siendo muy joven, en la época en que alternaba los juegos infantiles
con su formación musical,
y también conoció personalmente a Felix
Mendelssohn, Frederic Chopin y Niccolò Paganini.
Dio
su primer recital en la Gewandhaus de Leipzig —una
sala de conciertos de gran renombre hasta nuestros días— a los 11 años
Clara
tuvo una gran fortaleza espiritual que le permitió soportar una vida dura como
artista y llena de tragedias en el ámbito personal, como la separación de sus
padres, la muerte prematura de varios de sus hijos y el intento de suicidio y
la posterior muerte de su esposo
No
compuso mucho pero las obras que se conservan de ella tienen gran mérito. Sus
composiciones fueron para: piano solo, canciones para voz y piano, música de
cámara, orquesta y música coral a capella de gran belleza.
Las
razones por las que no se dedicó en mayor grado a la composición, a pesar de su
talento evidente, fueron varias:
Su
carrera de concertista
Sus
ocho hijos
La
devoción por su esposo
Y sobre
todo, el papel de la mujer en el siglo XIX.
Clara
tuvo una formación musical privilegiada, lo que junto con su comprensión
musical y habilidad le permitieron abordar exitosamente la composición. Sin
embargo, escribió en su diario:
Alguna
vez creí que tenía talento creativo, pero he renunciado a esta idea; una mujer
no debe desear componer. Ninguna ha sido capaz de hacerlo, así que ¿por qué
podría esperarlo yo?
Dudaba
de su talento como compositora, no se consideraba bella, e incluso como
pianista, después de escuchar a Franz
Liszt -quien, por cierto, la admiraba y la reconocía como gran pianista y
compositora- pensaba que, si bien tocaba mejor que las pianistas de la época,
no tenía nada que hacer frente a él.
A
pesar de todo, Clara Schumann realizó alrededor de cuarenta giras de conciertos
por el continente europeo y en todos lados era recibida con los más altos
honores. Fue una profesional en el sentido económico también: cobraba
dignamente, igual que los otros virtuosos de la época, pues fue por mucho
tiempo el único soporte de la familia