domingo, 16 de febrero de 2014

Loie Fuller. La Danza y la Luz




Loie Fuller (Fullersburg, Illinois, Estados Unidos, 15 de enero de 1862 – París, Francia, 1 de enero de 1928). Bailarina, actriz, coreógrafa, iluminadora, inventora de efectos visuales, comisaria de arte, cineasta, empresaria, productora, escritora y feminista estadounidense.

Siendo niña, actuó ya como profesional y se la consideraba una bailarina autodidacta.

Precursora de los efectos visuales y la libertad de la mujer, sus aportaciones visionarias contribuyeron enormemente e enriquecer los aspectos visuales y sensoriales de la danza sobre la escena.









Su capacidad de trascendencia se forjó desde los primeros momentos de su carrera. Aportó novedades técnicas y aplicó conocimientos científicos a la escena, registró patentes y produjo y administró espectáculos que viajaron por todo el mundo.





Su danza, un modo escénico adelantado a su tiempo, fue, inicialmente, visto en Estados Unidos más como atracción de feria que danza culta, lo que la empujó a trasladarse a París, donde reinó en el Folies Bergerés. Loie Fuller trabajó principalmente en Europa, donde creó cerca de 130 danzas entre las que se encuentran los solos Danza de la serpiente (1890) y Danza del fuego y trabajos para su grupo como En el fondo del mar (1906) y el Ballet de la luz (1908).







La llegada de la electricidad y el invento de la bombilla le dieron acceso a un uso poético del prodigio eléctrico. Vestida con trajes de seda enormes que ondeaban al viento con el movimiento de sus brazos, extendidos gracias a largas varas, la luz ubicada en distintos ángulos y pintada artificialmente de colores, producía un efecto hipnótico en el espectador, que jugaba a imaginar orquídeas, moluscos o mariposas gigantes en las propuestas de aquella artista que transmutaba su cuerpo en pura magia escénica, que desaparecía literalmente para dar paso a un calidoscopio de luz fundido en una danza intencionadamente abstracta pero poderosamente sensorial.






Loie Fuller  se convirtió en una leyenda viviente ejerciendo una gran influencia sobre los artistas e intelectuales de su tiempo. Sobre ella hablaron con admiración Giacomo Balla, Marie Curie, Camille Flammarion, Toulouse Lautrec, los hermanos Lumière, Stéphane Mallarmé, George Mèlies, Kolomon Moser, Auguste Rodin, Arthur Symons o Paul Valèry.