viernes, 11 de noviembre de 2016

La Mujer árabe, entre religión y poesía



La mujer árabe, entre religión y poesía

Si partimos de la libertad como criterio para entender la condición de la mujer y su papel en las comunidades árabes e islámicas, veremos que aún sigue siendo un objeto de la ley islámica, shr’. Vive encarcelada en una jaula de vocabularios religiosos sobre lo lícito y lo ilícito, halal y haram, sobre lo permitido y lo prohibido. Es un objeto para el hombre, pertenece a la autoridad del varón, y no es un ser independiente dotado de voluntad ni dueño de su destino.




Se trata de una cultura religiosa que estableció la autoridad del hombre como padre y «Señor» de la familia. Por lo tanto, es una autoridad que convirtió la masculinidad en una especie de histeria o neurosis, y es esto lo que nos da a entender que la aniquilación de la mujer —la feminidad— significa una especie de renacimiento de la masculinidad, especialmente que esta aniquilación se basa en la ley islámica y adquiere de ella su legitimidad. Es una especie de aniquilación que se ejerce, naturalmente, en nombre de la religión.




Si utilizamos el lenguaje poético, con motivo de la presente antología, se puede decir que la mujer en los países árabes e islámicos existe en forma pasiva. Y si recordamos esta frase de Ibn Arabí «Todo lugar que no acepta lo femenino es estéril, no cuenta», será correcto decir que toda comunidad en la que la mujer no es dueña de sí misma, de su cuerpo, de su voluntad y de su destino, es una comunidad estéril: no cuenta ni es activa.

Dicho de otra forma: la masculinidad que anula la feminidad se anula a sí misma, y esta es la situación actual de las sociedades árabes e islámicas: están anuladas, tanto en lo masculino como en lo femenino. La mujer en estas sociedades es un objeto religioso codificado, enjaulada en lo lícito y lo ilícito, es un ser sin rostro, y todo ser que carece de rostro, carece de identidad.






La poesía, sh’r, es lo opuesto de la religión, shr’: dos palabras que tienen las mismas letras y, sin embargo, cada una es el contrario radical de la otra.

La mujer no recupera su Yo anulado sino a través de la liberación de los grilletes de la ley islámica, shr’, y su liberación más profunda y más bella se realiza por la poesía y en la poesía. La poesía aquí no es solo el poema, es, ante todo, la visión del lenguaje, del ser humano y del mundo. Es la manera o las maneras de expresar estas visiones.

Una mujer poeta es una mujer que ha reemplazado la ley por la poesía. O es una mujer que se ha liberado de la ley religiosa: ha roto sus grilletes y ahora es digna de llamarse mujer libre.

Existen diversas maneras en las que la mujer poeta se expresa a sí misma, expresa su libre feminidad, su cuerpo, su relación con el mundo y con las cosas, y, sobre todo, su relación con la lengua árabe femenina, la cual, en sí misma, necesita la libertad y liberarse de lo masculino que dirige la tierra en nombre del Cielo. A la luz de todo esto, religiosa, social, cultural e históricamente, se refleja la importancia de la poesía de la mujer árabe, que estalla como una protesta, preocupación y grito de existencia.

De esta forma, arraiga este lenguaje en la feminidad de la tierra, se mueve en los misterios del cuerpo, en sus represiones y deseos, en sus rebeliones y aspiraciones.

Así se hermana la poética de la feminidad con la poética de la existencia.

Fuente: 
Diván de poetisas árabes contemporáneas. Introducción de Adonis. Edición y traducción de Jaafar Al Aluni. Ediciones del oriente y el mediterráneo