Ningún
otro movimiento vanguardista atrajo a tantas creadoras y pocos fueron más
machistas y misóginos como el surrealismo. Las mujeres surrealistas
sobrevivieron a los estereotipos masculinos que las habían convertido en
diosas, demonios, muñecas, fetiches, ninfas criaturas oníricas. Las mujeres
eran el tema central de las fantasías surrealistas masculinas. A menudo, solo
en el papel de compañera o modelo, las artistas femeninas podían penetrar en el
círculo que rodeaba a André Breton, el fundador del grupo de surrealistas. Sin
embargo, en un examen más detallado se hace evidente que la participación de
mujeres artistas en el movimiento fue considerablemente mayor de lo que
generalmente se conoce o se informa. Ellas construyeron su propia expresión y
visión, crearon una iconografía en la que se reflejaban y que retrataba a la
mujer moderna y soberana, sexualmente liberada de los convencionalismos e
imposiciones patriarcales
La muestra compuesta por 260 obras de 34
mujeres artistas de 11 países que pertenecían al círculo del grupo en torno a
André Breton a partir de la década de 1930, presenta, por primera vez, como
artistas independientes y no como se las conocía hasta ahora, en el rol de
amantes y musas, a las artistas surrealistas.
Las artistas femeninas diferían de sus colegas
masculinos sobre todo en su inversión de perspectiva: a menudo se embarcaban en
la búsqueda de un (nuevo) modelo de identidad femenina explorando su propia
reflexión o adoptando diferentes roles. Los acontecimientos políticos
contemporáneos, la literatura y los mitos y religiones no europeas son otros
temas que las mujeres surrealistas examinan en sus obras. La exposición refleja
un espectro diverso en términos de estilo y contenido. Además de artistas
femeninas famosas como Louise Bourgeois, Frida Kahlo o Meret Oppenheim, los
visitantes podrán descubrir innumerables posiciones artísticas desconocidas
pero emocionantes de más de tres décadas de arte surrealista, como Alice Rahon
o Kay Sage
Tanto
la exposición, como el catálogo que la acompaña y la investigación en que se
basa tienen por objeto contribuir a completar un capítulo esencial de la
historia del arte del siglo XX.
SCHIRN ahora presenta la contribución femenina
al surrealismo por primera vez en una importante exposición temática. https://www.schirn.de/ausstellungen/2020/fantastische_frauen/
Mujeres
fantásticas: Los mundos surrealistas desde Meret Oppehheim a Frida Kahlo
es una exposición que traza ese recorrido vital y creativo. No es la primera
vez que este amplio grupo de mujeres artistas que se sumaron al surrealismo ha
sido atendido en exposiciones temporales, pero el museo alemán ha reunido un
número muy amplio de obras y creadoras: 260 piezas de 34 artistas
internacionales, que asumieron diferentes roles en busca de un nuevo modelo de
identidad femenina y creativa. Las Mujeres desempeñaron un papel central en el
movimiento a partir de 1940 —después del primer manifiesto del grupo, firmado
por André Breton, en 1924— y lo dotaron de una sobresaliente diversidad e
independencia. Demostraron que el arte tiene, al menos, dos sexos,
parafraseando a Nicoïdski, femenino y masculino. “Después de todo, el
surrealismo fue un estado mental más que un estilo”.
A
pesar de la pretensión de amplitud, entre las seleccionadas no están Maruja
Mallo ni Ángeles Santos. La lista es larga e incluye a Remedios Varo, Eileen
Agar, Lola Álvarez Bravo, Rachel Baes, Louise Bourgeois, Emmy Bridgwater,
Claude Cahun, Leonora Carrington, Ithell Colquhoun, Maya Deren, Germaine Dulac,
Nusch Éluard, Leonor Fini, Jane Graverol, Valentine Hugo, Frida Kahlo, Greta
Knutson, Jacqueline Lamba, Sheila Legge, Dora Maar, Emila Medková, Lee Miller,
Suzanne Muzard, Meret Oppenheim, Valentine Penrose, Alice Rahon, Edith
Rimmington, Kay Sage, Sophie Taeuber-Arp, Jeannette Tanguy, Dorothea Tanning,
Bridget Tichenor, Toyen y Unica Zürn.
La
exposición arranca con Meret Oppenheim, una de las primeras en ganar
reconocimiento, sobre todo después de que el MoMA de Nueva York adquiriese Fur
cup para su colección. Hoy esta taza de té, plato y cuchara cubiertos de pelo
se ha convertido en uno de los objetos surrealistas más populares. La comisaria
de la muestra señala que saltaron al otro lado del lienzo para ocupar un
espacio reservado a la masculinidad. Los hombres surrealistas estaban
convencidos de que la mujer había nacido para ser descubierta (por ellos), pero
ellas les descubrieron lo confundidos que estaban. De ahí que todas las
versiones locales del surrealismo disfruten de una cosa en común: imaginaron
mundos alternativos y a menudo cuestionaron críticamente —como pretende revelar
la exposición— las estructuras tradicionales, como el modelo patriarcal. El
potencial imaginativo y político del surrealismo fue una vía de escape al mundo
que las ignoraba
Fuentes: