Dolores
Ibárruri (Gallarta, Vizcaya, 9 de diciembre de 1895 – Madrid, 12 de noviembre
de 1989). Política española. También llamada Pasionaria
Destacó
como dirigente política en la Segunda República Española y en la Guerra Civil.
Histórica dirigente del Partido Comunista de España, a su lucha política unió
la lucha por los derechos de las mujeres para demostrar que las mujeres, fuesen
de la condición que fuesen, eran seres libres para elegir su destino
En 1910 se ve obligada por las condiciones
económicas a abandonar los estudios; había superado ya el curso preparatorio
para ingresar en la Escuela Normal de Maestras y realizar estudios de
magisterio, comenzando a trabajar de costurera y sirvienta.
“¿Quién podría costearme los viajes, los
libros, la comida, la matrícula? .../... Me preparaba para servir como criada o
casarme y convertirme en la mujer de un minero, la larga historia de mi propia
familia.”
Aficionada a la lectura, comenzó a adquirir
conocimientos de marxismo que cuestionaron su educación tradicionalista y
católica. Dolores asumió la doctrina marxista como una herramienta ideológica
idónea para luchar a favor de la "liberación de la clase obrera".
En
1917 quedó muy impresionada por el triunfo de la Revolución Bolchevique en
Rusia. En 1918, utilizó por primera vez el seudónimo Pasionaria para un
artículo publicado en la prensa obrera y titulado: El minero vizcaíno. Desde el
comienzo ocupó puestos de responsabilidad dentro del PCE, siendo detenida en
numerosas ocasiones. Llegó a formar parte de su Comité Central en 1930 y al año
siguiente se presentó a las elecciones a Cortes Constituyentes, siendo
derrotada su candidatura.
En
1931 se trasladó a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del
Partido, Mundo Obrero.
En
1933 fue presidenta de la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas. Tras
divorciarse de su marido, mantuvo una relación amorosa con Francisco Antón, un
dirigente del PCE en Madrid, catorce años menor que ella
Fue
encarcelada varias veces debido a sus fuertes y punzantes discursos y a su
activa militancia en las manifestaciones comunistas. En las elecciones de
febrero de 1936 fue elegida diputada por Asturias.
Figura relevante durante la Guerra Civil, fue
elegida vicepresidenta de las Cortes republicanas en 1937. Durante este período
se convirtió en un mito para una parte de España, siendo famosa por sus arengas
en favor de la causa republicana.
Tras
finalizar la Guerra Civil Española, se exilió en la URSS. En su etapa de
exilio, Pasionaria fue elegida
secretaria general del PCE en 1942. Ejerció como máxima autoridad entre
los miembros del PCE exiliados en la URSS.
En 1960 presentó su dimisión, para pasar a
ocupar el cargo de presidenta del PCE.
En 1977 volvió a España. Fue elegida de nuevo
diputada por Asturias en las primeras elecciones democráticas.
Citas:
«Más vale morir de pie que vivir de rodillas»
(frase original de Emiliano Zapata, popularizada por ella) o su «¡No pasarán!»
forman ya parte del imaginario colectivo de toda la Humanidad. Su papel de
símbolo popular la convirtió en protagonista de poemas y canciones de Pablo
Neruda, Miguel Hernández, Rafael Alberti y Ana Belén, entre otros.
Pasionaria
y la Lucha de las Mujeres:
Mucho
tiempo después ella misma resumiría a la perfección el cruel inmovilismo al que
estaba sujeta la mujer en los albores del siglo XX, al recordar cómo, a través
de su propia experiencia, aprendió la implacable verdad del dicho popular:
«Madre, ¿qué es casar? Hija: hilar, parir y llorar». Y así fue como aquella
mujer se introdujo en un universo diseñado para las mujeres de su época. Un
mundo en el que sufrir, trabajar a destajo o quedarse embarazada no eran una
opción, sino un destino inapelable. Pero, al mismo tiempo, ella supo construir
su vida sobre la renuncia expresa y la negación clara y tajante del papel que
se les asignaba por el mero hecho de no haber nacido hombre.
A
los veinte años, y tras casarse con Julián Ruiz, un minero de inclinaciones
socialistas, se trasladó a Somorrostro. Se convirtió así en la mujer de un
minero sujeta a la austeridad y a la miseria. «Mi misión en la vida estaba
cumplida -recordaría-. No podía ni debía aspirar a más. El fin de la mujer, la
única salida, su única aspiración, era el matrimonio, y la continuación de la
vida triste, gris, penosa, esclava de nuestras madres, sin más ocupación que
parir y criar».
Dolores
Ibarruri, Pasionaria, fue una mujer en el pleno sentido de la palabra.
Comprometida y libre por decisión propia, siempre mantuvo su compromiso vital
como mujer.