Gerda
Taro (Stuttgart, Alemania, 1 de agosto de 1910 – El Escorial, España, 26 de
julio de 1937). Fue una pionera periodista gráfica de
guerra, compañera profesional y pareja del fotógrafo Robert
Capa. Es considerada la primera fotoperiodista
mujer que cubrió un frente de guerra y la primera en fallecer al llevarlo a
cabo.[
Gerda
nació en el seno de una familia judía de origen polaco. El hecho de que sea
judía hará que se mueva en movimientos de izquierda que combaten el ascenso del
nazismo. El ascenso al poder de Hitler provoca su huida hacia París en 1933,
donde se integra en los círculos de refugiados y sobrevive haciendo diversos
trabajos.
En
1934 conoce a Robert Capa e inician una relación profesional y personal.
Tras
su muerte muchas de sus fotografías se mantenían sin autoría o adjudicadas a
Robert Capa, hasta que su figura fue rescatada por la alemana Irme Schaber
quien en 1994 publicó el libro” Gerda Taro. Una fotógrafa revolucionaria en la
guerra de España”, una exhaustiva biografía que junto a los datos aportados por
Whelan sobre la relación entre Capa y Taro ha alimentado en buena medida todo
lo que se ha escrito sobre ella en la última década.
Como
muy bien planteó Irme Schaber en el estudio citado, su figura es un ejemplo
visible de cómo la historia de las mujeres se ha visto generalmente desdibujada
y ocultada, hasta el punto de que los tres motivos fundamentales por los que
Taro fue tomada en consideración eran: haber vivido y trabajado con un hombre
famoso, ser atractiva y la tragedia de su muerte al ser arrollada por un tanque
en el frente de Brunete.
Es
bien conocido que los primeros reportajes que hace los desarrolla junto a Capa,
que fotografiaban las mismas situaciones y lugares, que ella utilizaba
preferentemente una Rolleiflex y él una Leica, diferencia de formatos (cuadrado
y rectangular) que permitió la identificación de las imágenes que hizo una y
otro, y que durante algún tiempo las fotografías de ambos se vendieron y se
publicaron bajo la firma común de "Capa", el nombre que habían creado
juntos.
Durante
los primeros meses de la guerra, esa situación básicamente se mantiene, pero,
especialmente a partir de 1937, aparece ya una Gerda Taro que se va
independizando progresivamente de su compañero y maestro: realizan viajes y
reportajes por separado, el copyright de las fotos va pasando de ser
"Capa" a "Capa & Taro", hasta llegar a firmar como
"Taro". Su contrato con Ce Soir, la publicación de orientación
comunista dirigida por Louis Aragon, rubrica esta autonomía.
Su
nacimiento como fotógrafa estuvo acompañado también de un acercamiento cada vez
mayor hacia la realidad que fijaba en imágenes. Es realmente arriesgado tratar
de definir un estilo en las fotos de Gerda Taro, su trayectoria fue demasiado
corta como para que se desarrollara, pero sí puede verse cómo fue construyendo
su posición ante la guerra y afirmando su oficio.
Fotografió
en Barcelona la nueva realidad que ofrecían los milicianos en las calles, los
niños jugando entre las barricadas y las mujeres instruyéndose para la guerra
en la playa; cerca del frente de Aragón el trabajo de los campesinos; las
dificultades y la huida de la población civil en el frente sur, cerca de
Córdoba; el cerco de Madrid y la vida en las trincheras; la batalla de
Guadalajara donde testimonia la victoria de las tropas republicanas; a las
víctimas de la guerra en un hospital de Valencia y a los huérfanos en un
orfanato de Madrid; la situación en el frente de Segovia; la actividad de los
dinamiteros en la defensa de Madrid; el II Congreso Internacional de Escritores
por la Defensa de la Cultura en Valencia y Madrid; y finalmente los combates de
la ofensiva de Brunete donde encontró la muerte.
Comenzó
fotografiando la revolución y acabó registrando la guerra, pasó de registrar la
realidad a testimoniar el acontecimiento, simbolizando y vehiculando con sus
imágenes las necesidades de la República. En su trabajo se observa que cada vez
fotografiaba más cerca, desde dentro, como venía a reclamar Capa en su célebre
frase, pero su cercanía parece tener una doble faceta que la caracteriza. Por
una parte, aceptar y explorar el riesgo de su profesión como reportera para
captar las mejores y más audaces imágenes, algo que sin duda llegó a desarrollar
eficazmente. Pero también como expresión de un espíritu de militancia que tenía
mucho que ver con el que animaba a las Brigadas Internacionales, dada su
condición de refugiada y su clara posición antifascista, por el que fue
implicándose cada vez más con una situación que sentía como propia.
Sus
fotos muestran la proximidad y la espontaneidad, quizás intuición, de quien
sabe y asume que con cada disparo de su cámara está construyendo una toma de
posición. La misma claridad y firmeza que Gerda Taro, más allá de los
estereotipos que han rodeado su figura, desplegó para afrontar su vida.
François
Maspero, autor también de una poética biografía sobre Taro, titulada
precisamente La sombra de una fotógrafa, lo expresa bien cuando afirma:
"...todo en ella es política. Su vida, su comportamiento, sus fotos.
Política en el sentido más amplio y más justo, que es sentirse concernido por
su tiempo. De vivirse como sujeto y no sólo como objeto. Sujeto de la Historia
y sujeto de su propia historia". -
Su
trabajo como reportera en la Guerra Civil es imprescindible para conocer la misma guerra y los “alrededores” de la contienda.
Fuentes: Wikipedia y Elpaís.es
Gerda Taro fotografió en Barcelona alos milicianos en las calles, los niños jugando entre las barricadas y las mujeres instruyéndose para la guerra en la playa; cerca del frente de Aragón el trabajo de los campesinos; las dificultades y la huida de la población civil en el frente sur, cerca de Córdoba; el cerco de Madrid y la vida en las trincheras; la batalla de Guadalajara donde testimonia la victoria de las tropas republicanas; a las víctimas de la guerra en un hospital de Valencia y a los huérfanos en un orfanato de Madrid; la situación en el frente de Segovia; la actividad de los dinamiteros en la defensa de Madrid; el II Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura en Valencia y Madrid; y finalmente los combates de la ofensiva de Brunete donde encontró la muerte.
ResponderEliminarMe gusta muchisimo Gerda Taro
ResponderEliminarAdemás me gusta su vida de luchadora
Sí, todos y todas las brigadistas que vinieron a luchar por la Repúblican siempre me han emocionado.Nunca se lo agradeceré lo suficiente.Algunos,como en el caso de Gerda Taro la lucha por la libertad la pagaron con su muerte
Eliminarmuy interesante
ResponderEliminarGracias,Andrés y bienvenido a mi blog.
EliminarMe recuerda a las mujeres que escribían las obras y las firmaba su marido,toda la historia está llena de ese tipo de ejemplos
ResponderEliminarY eso que Robert Capa parece que era un tipo muy legal..
EliminarMe gusta la foto de la miliciana rubia
ResponderEliminarTambién es mi favorita .
EliminarOtra luchadora para el saco de la historia.
ResponderEliminarViva las mujeres luchadoras!!
Siempre vivirán en nuestros corazones Marta
EliminarAfortunadamente ha historia pone a algunas personas en el lugar que se merecen,me alegra saber que Gerda Taro,luchadora antifascista,es una de ellas.
ResponderEliminarLa Historia hay que empujarla un poco para que ponga a las mujeres en el lugar que se merecen. Y en ese "empujoncito" estamos comprometidas varias,entre ellas tú,por supuesto. Besos Teresa
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