Emilia
Pardo Bazán (La Coruña, 16 de septiembre de 1851-Madrid, 12 de mayo de 1921).
Novelista, periodista, ensayista y crítica española. Introductora del
naturalismo en España
Está
considerada la mejor novelista española del siglo XIX y una de las escritoras
más destacadas de nuestra historia literaria.
Emilia
Pardo Bazán denunció la situación de las mujeres en España y propuso nuevos
modelos femeninos en algunas de sus novelas. Tradujo y publicó “La
esclavitud femenina “de Jhohn Stuart
Mill
Era
hija de una familia gallega noble, el conde José Pardo Bazán, título que heredó
a su muerte en 1908.
A
los nueve años ya empezaba a mostrar un gran interés por la escritura.
Rechaza
la educación femenina tradicional y se niega a tocar el piano y a tomar clases
de música, dedicando todo el tiempo
posible a su verdadera pasión, la lectura.
En
1892, funda y dirige la publicación La Biblioteca de la mujer.
Asiste
a congresos como el Congreso Pedagógico, en donde denuncia la desigualdad
educativa entre el hombre y la mujer.
Aún
consciente del sexismo
dentro de los círculos intelectuales, propone a Concepción Arenal a la Real Academia Española, pero es rechazada;
tampoco aceptaría ésta a Gertrudis Gómez de Avellaneda ni a
ella (fue rechazada tres veces, en 1889, en 1892 y en 1912), por más que en
1906 llegó a ser la primera mujer en presidir la Sección de literatura del Ateneo
de Madrid y la primera en ocupar una cátedra de literaturas neolatinas en
la Universidad Central de Madrid (en
1916), aunque solo asistió un estudiante a clase.
Uno
de sus libros”La cuestión palpitante “causó tal escándalo, que su marido, horrorizado por la situación,
le exigió que dejara de escribir y que se retractase públicamente de sus escritos.
Emilia no lo hizo y decidió separarse de su marido.
En
1884 inicia una relación amorosa con
Benito Pérez Galdós que durará más de veinte años, alternando su relación con
jóvenes como Lázaro Galdiano y Narcís Oller.
Obras:
Además
de novelas y cuentos, escribió libros de viajes, obras dramáticas,
composiciones poéticas y numerosísimas colaboraciones periodísticas, a través
de las cuales su presencia fue constante en la España de su tiempo.
Obra
Narrativa: Pascual López (1879).Un viaje de novios (1881).La tribuna (1883).El
Cisne de Vilamorta (1885). La dama joven (1885). Bucólica (1885). Los pazos de
Ulloa (1886-1887).La madre naturaleza (1887). De mi tierra (1888).Insolación
(1889).Morriña (1889).Una cristiana (1890).La prueba (1890).La piedra angular
(1891).Memorias de un solterón (1891). Cuentos escogidos (1891).Cuentos de
Marineda (1892).El tesoro de Gastón (1897).El encaje roto (1897).Cuentos
sacroprofanos (1899).La rosa (1899) Vampiro (1901).La quimera (1905).La sirena
negra (1908) Dulce dueño (1911). La gota de sangre (1911).
Ensayo
y crítica: Estudio crítico de las obras del padre Feijoo (1876).Los poetas
épicos cristianos (1895).La cuestión palpitante (1883).La revolución y la
novela en Rusia (1887).Nuevo Teatro Crítico (1891-1892).Polémicas y estudios
literarios (1892).Lecciones de literatura (1906) La literatura francesa moderna
(1910).La cocina española antigua (1913).Porvenir de la literatura después de
la guerra (1917).La mujer española y otros escritos (1916).
Libros
de viajes: Al pie de la torre Eiffel (1889), Por Francia y por Alemania, 1889.
Por la España pintoresca, 1895.Por la Europa católica (1905).Por tierras de
Portugal y España.
Biografías:
San Francisco de Asís, 1882.Hernán Cortés y sus hazañas, 1914.
Poesía:
Jaime (1876)
Citas
de Emilia Pardo Bazán
«Es
absurdo que un pueblo cifre sus esperanzas de redención y ventura en formas de
gobierno que desconoce».
«La
educación de la mujer no puede llamarse tal educación, sino doma, pues se
propone por fin la obediencia, la pasividad y la sumisión».
«La
educación física hace que la mujer aumente su estatura y vigor y enriquezca su
sangre».
Es
imposible que las brujas de Macbeth, al saludarte rey, te hayan arrancado el
corazón y te hayan puesto en su lugar un guijarro.
No
hay palanca más poderosa que una creencia para mover las multitudes humanas; no
en vano se dice que la religión liga y aprieta a los hombres.
Los
sentimientos no los elegimos se nos vienen, se crían como la maleza que nadie
planta y que inunda la tierra. Y los sentimientos delátense a veces en
puerilidades sin valor aparente, en realidad elocuentísimas, reveladoras de la
verdad psicológica, como ciertos síntomas leves denuncian enfermedades mortales
¿Los
padres acarician a sus hijos...? No recuerdo que me haya besado el rey de
Dacia. Mi madre, sí: he calentado mil veces la cara en su pecho; he conciliado
el sueño en su regazo; sus brazos me acogieron amorosamente. Si tengo alguna
educación es porque mi madre me buscó profesores; si no estragué en el vicio mis
veinte años, es porque mi madre supo preservarme con su cariño. En mis
enfermedades ella me asistía; en mis soledades ella me consolaba... No mi
familia es mi madre. Hasta las comodidades materiales que me rodean, las debo
al trabajo de mi madre.