sábado, 14 de abril de 2012

Clara Campoamor. El sufragio femenino en España


Clara Campoamor.(Madrid, 12 de febrero de 1888 – Lausana, 30 de abril de 1972  ) Política española. Defensora de los derechos de la mujer.

La mujer que con su lucha consiguió el voto para las mujeres sin pasar por las luchas de las mujeres sufragistas que tanto dolor provocó en otros países. 

El sufragio femenino se consiguió en 1931, y  fue ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933.





 

Clara Campoamor desempeñó varios oficios,  telefonista, funcionaria en Correos.

Fue también  secretaria del director del periódico La Tribuna donde comenzó a interesarse por la política.

A los 36 años se convierte en una de las pocas abogadas españolas y de inmediato comienza a ejercer su profesión.

Sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercan al PSOE y escribe el prólogo del libro Feminismo Socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias pero nunca se incorporó al partido.

Mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política.

Al proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada –en 1931 las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras– integrando las listas del Partido Radical, al que se había afiliado por proclamarse éste "republicano, liberal, laico y democrático": su propio ideario político.
 

Luchó para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”.

Tuvo que luchar contra algunos diputados de izquierdas  representados por Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres porque se suponía que ésta estaba muy influida por la Iglesia y estarían a favor de la derecha.

Finalmente gracias al debate extraordinario de Campoamor el voto femenino se aprobó. Después de la Guerra Cívil se tuvo que exiliar y murió en Suiza
 


Obras:

El derecho de la mujer en España (1931)El voto femenino y yo: mi pecado mortal (1935)La revolución española vista por una republicana, 1937. El pensamiento vivo de Concepción Arenal (1939) Heroísmo criollo: La marina argentina en el drama español (1939),Sor Juana Inés de la Cruz (1944)Vida y obra de Quevedo (1945).
 









Frases de Clara Campoamor
 



La libertad se aprende ejerciéndola.

El feminismo es una protesta valerosa de todo un sexo contra la positiva disminución de su personalidad.

Defendí en Cortes Constituyentes los derechos femeninos. Deber indeclinable de mujer que no puede traicionar a su sexo.

Resolved lo que queráis, pero afrontando la responsabilidad de dar entrada a esa mitad de género humano en política, para que la política sea cosa de dos, porque solo hay una cosa que hace un sexo solo: alumbrar; las demás las hacemos todos en común, y no podéis venir aquí vosotros a legislar, a votar impuestos, a dictar deberes, a legislar sobre la raza humana, sobre la mujer y sobre el hijo, aislados, fuera de nosotras.

República, república siempre, la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos.

A mi pudiéronme cargarse todos los pecados políticos imaginarios de la mujer, y pasárseme todas las cuentas del menudo rencor. Lo que no espero ocurra es que se eleve una voz, una sola, de ese campo de la izquierda, de quien hube de sufrirlo todo, por ser el único que ideológicamente me interesa, y al que aún aislada sirvo.



Texto íntegro del discurso de Clara Campoamor en las Cortes








Señores diputados: lejos yo de censurar ni de atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent, comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en trance de negar la capacidad inicial de la mujer. Creo que por su pensamiento ha debido de pasar, en alguna forma, la amarga frase de Anatole France cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar contra los suyos.
 
Respecto a la serie de afirmaciones que se han hecho esta tarde contra el voto de la mujer, he de decir, con toda la consideración necesaria, que no están apoyadas en la realidad. Tomemos al azar algunas de ellas. ¿Que cuándo las mujeres se han levantado para protestar de la guerra de Marruecos? Primero: ¿y por qué no los hombres? Segundo: ¿quién protestó y se levantó en Zaragoza cuando la guerra de Cuba más que las mujeres? ¿Quién nutrió la manifestación pro responsabilidades del Ateneo, con motivo del desastre de Annual, más que las mujeres, que iban en mayor número que los hombres?

¡Las mujeres! ¿Cómo puede decirse que cuando las mujeres den señales de vida por la República se les concederá como premio el derecho a votar? ¿Es que no han luchado las mujeres por la República? ¿Es que al hablar con elogio de las mujeres obreras y de las mujeres universitarias no está cantando su capacidad? Además, al hablar de las mujeres obreras y universitarias, ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a la otra? ¿No sufren éstas las consecuencias de la legislación? ¿No pagan los impuestos para sostener al Estado en la misma forma que las otras y que los varones? ¿No refluye sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad? Y ¿por qué no los hombres? ¿Por qué el hombre, al advenimiento de la República, ha de tener sus derechos y han de ponerse en un lazareto los de la mujer?

Pero, además, señores diputados, los que votasteis por la República, y a quienes os votaron los republicanos, meditad un momento y decid si habéis votado solos, si os votaron sólo los hombres. ¿Ha estado ausente del voto la mujer? Pues entonces, si afirmáis que la mujer no influye para nada en la vida política del hombre, estáis -fijaos bien- afirmando su personalidad, afirmando la resistencia a acatarlos. ¿Y es en nombre de esa personalidad, que con vuestra repulsa reconocéis y declaráis, por lo que cerráis las puertas a la mujer en materia electoral? ¿Es que tenéis derecho a hacer eso? No; tenéis el derecho que os ha dado la ley, la ley que hicisteis vosotros, pero no tenéis el derecho natural fundamental, que se basa en el respeto a todo ser humano, y lo que hacéis es detentar un poder; dejad que la mujer se manifieste y veréis como ese poder no podéis seguir detentándolo.

No se trata aquí esta cuestión desde el punto de vista del principio, que harto claro está, y en vuestras conciencias repercute, que es un problema de ética, de pura ética reconocer a la mujer, ser humano, todos sus derechos, porque ya desde Fitche, en 1796, se ha aceptado, en principio también, el postulado de que sólo aquel que no considere a la mujer un ser humano es capaz de afirmar que todos los derechos del hombre y del ciudadano no deben ser los mismos para la mujer que para el hombre. Y en el Parlamento francés, en 1848, Victor Considerant se levantó para decir que una Constitución que concede el voto al mendigo, al doméstico y al analfabeto -que en España existe- no puede negárselo a la mujer. No es desde el punto de vista del principio, es desde el temor que aquí se ha expuesto, fuera del ámbito del principio -cosa dolorosa para un abogado-, como se puede venir a discutir el derecho de la mujer a que sea reconocido en la Constitución el de sufragio. Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia? Pues yo no puedo, por enojosas que sean las estadísticas, dejar de referirme a un estudio del señor Luzuriaga acerca del analfabetismo en España.

Hace él un estudio cíclico desde 1868 hasta el año 1910, nada más, porque las estadísticas van muy lentamente y no hay en España otras. ¿Y sabéis lo que dice esa estadística? Pues dice que, tomando los números globales en el ciclo de 1860 a 1910, se observa que mientras el número total de analfabetos varones, lejos de disminuir, ha aumentado en 73.082, el de la mujer analfabeta ha disminuido en 48.098; y refiriéndose a la proporcionalidad del analfabetismo en la población global, la disminución en los varones es sólo de 12,7 por cien, en tanto que en las mujeres es del 20,2 por cien. Esto quiere decir simplemente que la disminución del analfabetismo es más rápida en las mujeres que en los hombres y que de continuar ese proceso de disminución en los dos sexos, no sólo llegarán a alcanzar las mujeres el grado de cultura elemental de los hombres, sino que lo sobrepasarán. Eso en 1910. Y desde 1910 ha seguido la curva ascendente, y la mujer, hoy día, es menos analfabeta que el varón. No es, pues, desde el punto de vista de la ignorancia desde el que se puede negar a la mujer la entrada en la obtención de este derecho.

Otra cosa, además, al varón que ha de votar. No olvidéis que no sois hijos de varón tan sólo, sino que se reúne en vosotros el producto de los dos sexos. En ausencia mía y leyendo el diario de sesiones, pude ver en él que un doctor hablaba aquí de que no había ecuación posible y, con espíritu heredado de Moebius y Aristóteles, declaraba la incapacidad de la mujer.

A eso, un solo argumento: aunque no queráis y si por acaso admitís la incapacidad femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz. Yo y todas las mujeres a quienes represento queremos votar con nuestra mitad masculina, porque no hay degeneración de sexos, porque todos somos hijos de hombre y mujer y recibimos por igual las dos partes de nuestro ser, argumento que han desarrollado los biólogos. Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.

Desconocer esto es negar la realidad evidente. Negadlo si queréis; sois libres de ello, pero sólo en virtud de un derecho que habéis (perdonadme la palabra, que digo sólo por su claridad y no con espíritu agresivo) detentado, porque os disteis a vosotros mismos las leyes; pero no porque tengáis un derecho natural para poner al margen a la mujer.

Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros; a la mujer que, como ocurrió con otras fuerzas nuevas en la revolución francesa, será indiscutiblemente una nueva fuerza que se incorpora al derecho y no hay sino que empujarla a que siga su camino.

No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la dictadura; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza de igualdad está en el comunismo. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias. Salváis a la República, ayudáis a la República atrayéndoos y sumándoos esa fuerza que espera ansiosa el momento de su redención.

Cada uno habla en virtud de una experiencia y yo os hablo en nombre de la mía propia. Yo soy diputado por la provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar; que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven; que ha sido simpatía y apoyo para los hombres que estaban en las cárceles; que ha sufrido en muchos casos como vosotros mismos, y que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt de que la única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella.

Señores diputados, he pronunciado mis últimas palabras en este debate. Perdonadme si os molesté, considero que es mi convicción la que habla; que ante un ideal lo defendería hasta la muerte; que pondría, como dije ayer, la cabeza y el corazón en el platillo de la balanza, de igual modo Breno colocó su espada, para que se inclinara en favor del voto de la mujer, y que además sigo pensando, y no por vanidad, sino por íntima convicción, que nadie como yo sirve en estos momentos a la República española.

12 comentarios:

  1. Hoy día de la República Española quiero rendir homenaje a Clara Campoamor quien con su tesón,ella sola,(sin la lucha sufragista que se desarrolló en otros países )consiguió el derecho a voto para todas las mujeres.Desde entonces en España se pudo hablar del Sufragio Universal porque al incluir a las mujeres se convirtió, efectivamente,en universal

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  2. Echó de menos a las pioneras,me gustaría que estuvieran aquí con su valentia y coraje sacándonos las castañas del fuego,porque creo que cada vez a ese tipo de mujeres las necesitaremos más

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    1. Morgana,al menos que no perdamos las conquistas que tanto trabajo les costó a ellas.Siempre hay que estar en la brecha y no dar ni un paso atrás

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  3. Fata , tú tienes que ser la pionera. No queda otra. Gracias Ana.

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    1. Necesitamos a todas,aisnet,pioneras ,vanguardistas y un buen montón de mujeres en la retaguardia para cubrirnos las espaldas.

      Besos y gracias por pasarte por mi blog.
      Ahora voy a hacerte una visita al tuyo.Nunca tengo tiempo para nada.Siempre voy corriendo.Cuelgo los post y me voy.Esto no puede ser.

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  4. Estoy de acuerdo con aisnet,cada una debe luchar por lo que considera justo pero no estaría de más tener personas con la tenacidad de las mujeres que nos precedieron.Yo tengo 35 años y no veo alrededor de mí mucha conciencia feminista como por ejeplo existió en los 60 y 70 y aún desgraciadamente queda mucho por hacer,es más estamos perdiendo derechos ya conquistados.

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    1. No nos podemos permitir el "lujo"de perder los derechos conquistados,así que al pie del cañón María.Gracias al cielo que hay personas como tú que siempre lo están

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    2. Maria , lo importante es que seamos muchas y que estemos formadas :
      http://www.mujerdelmediterraneo.blogspot.com.es/2012/04/la-cantidad-es-calidad-o-de-cuando-se.html
      y en cuanto al tema del aborto,estoy proponiendo hacer una actuable , si alguien me ayuda?
      Maria a mi ahora me gusta mucho Marcela lagarde : http://www.heroinas.blogspot.com.es/2012/04/marcela-lagarde-claves-feministas-para.html
      Besos

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    3. ¡¡¡Gracias por tu información !!!ahora mismo me paso a "oler" aisnet y si puede ser a colaborar

      Besos

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    4. .La búsqueda de http://www.heroinas.blogspot.com.es/2012/04/marcela-lagarde-claves-feministas-para.html no obtuvo ningún resultado.

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    5. Lo buscaré de otra forma,aisnet,me meteré en tu blog directamente.
      Era para que supieras que así no sale en google

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  5. Tengo que añadir que por supuesto Clara Campoamor no estuvo sola.
    Sin la ayuda de los diputados que creyeron en ella y que lucharon también para conseguir el voto femenino nunca se hubiera conseguido tan "fácilmente"

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