sábado, 25 de julio de 2015

Las Sin Sombrero .Mujeres Libres



Para “Las Sinsombrero”, las mujeres de la vanguardia española, Maruja Mallo, Margarita Mansó y Concha Méndez, el acto de no llevar sombrero y otras tantas acciones que realizaron o relataron durante su vida serán, por un lado, parte integrante de su obra y por otro, un modo conscientemente buscado de tener una visibilidad y una voz pública, una visibilidad y una voz que se les negó incluso en los circuitos más modernos, e intelectualizados, del dorado Madrid de los años 20.

“Las Sinsombrero” quisieron remarcar su derecho a una voz pública, su legitimidad para hacer lo que quisieran hacer, para estar en los lugares que quisieran estar y para tener una voz propia, en fin para hacer efectivo el proyecto ilustrado. Concha Méndez cantó al placer de andar por la noche y sola; Maruja Mallo se quitó el sombrero para evitar ser categorizada en un género concreto y en una clase social dada; Ángeles Santos fue, por una breve tarde, entre oreja y pastel de fresa en el Café Pombo; Margarita Mansó se puso la chaqueta de pantalón pitillo para entrar en el Monasterio de Silos y su incombustible amiga Mallo vociferó blasfemias con más ahínco y osada creatividad que el mismísimo Alberti, para burlarse una vez más de la “Mafia Santa”, blanco predilecto de esta eterna “bruja joven”.

El sinsombrerismo es el final de una época, como lo fue de otra el quitarse las pelucas blancas. Quiere decir presteza en comprender y en decidirse, afinidad con los horizontes que se atalayan, ansias de nuevas leyes y nuevos permisos, entrada en la cinemática de la vida, no dejar nunca la cabeza en el perchero, ir con rumbo bravo y desenmascarado por los caminos del tiempo nuevo.

Nos cuenta Concha Méndez en sus memorias:

Lo que yo quería era viajar. La mayoría era dada a las mujeres a los veinticinco años; la tenía y era tiempo de emanciparme de la familia y del medio. Sin embargo , para liberarse hace falta una preparación: primero descubrirme, para luego entrar con solidez en las nuevas aventuras. Empecé interesándome por la política y poniendo en duda todos los aspectos del mundo en el que me había movido hasta entonces...

A continuación nos informa de su doble descubrimiento, su compañera de rondas y su acto performativo:
La noche de mi descubrimiento en el Palacio de Cristal había conocido a la pintora Maruja Mallo y empecé a salir con ella por Madrid. Íbamos por los barrios bajos, o por los altos, y fue entonces que inauguramos un gesto tan simple como quitarse el sombrero.

Fue entonces cuando fundirse con la multitud daba alas para participar en la vida, y no en la muerte. Fue entonces cuando decidieron desembarazarse, en un revolucionario acto, de los sombreros, de estos elementos sartoriales, elementos que catapultaban a su portador en un género concreto y una clase social específica, en un estatus y en unas normas de comportamiento social. Elementos que anunciaban el derecho, o no derecho, de su portador a estar en el espacio de lo público y hablar con voz propia. Desembarazadas de estos marcos de sí mismas y de cortapisas para mirar y para pensar, podrían recomenzar a vivir y participar.

Cuando Maruja Mallo cuenta la anécdota no lo hace tal y como la narra Concha Méndez en sus memorias habladas, no, Maruja dice esto:

“Si, si, todo el mundo llevaba sombrero, era un pronóstico de diferencia social. Pero un buen día a Federico, a Dalí, a mi y a Margarita Manso, se nos ocurrió quitarnos el sombrero y al atravesar la Puerta del Sol nos apedrearon insultándonos como si hubiéramos hecho un descubrimiento, como Copérnico o Galileo. Entonces nos tuvimos que meter por la boca del subterráneo mientras que Federico se obstaculizaba de los insultos, que eran, que nos llamaban maricones, porque se comprende que creían que despojarse del sombrero era como una manifestación del tercer sexo… y en cambio Dalí apostaba que los tres éramos, esto provocaba un escándalo y más piedras que nos llovían sobre las cabezas y nos internamos en el subterráneo”.
 (Fuente:www.antimuseo.org/textos)






La lista de LasSinsombrero está conformada por ocho nombres, aunque los responsables del proyecto tuvieron que aplicar un criterio de selección exhaustivo, ya que el número de ellas que habían participado activamente en la escena de la época era muy extenso.Hemos elegido a ocho:







Ernestina de Champourcín (Vitoria 1905 – Madrid 1999): poeta. Vivió en Madrid desde los inicios de su juventud y a los 21 años publicó su primer libro de poemas. La Guerra Civil la llevó a trabajar de enfermera, experiencia que influyó profundamente en su obra posterior. Volvió a España en 1973, después de décadas de exilio junto a su marido en Toulouse, París y México. Su actividad como escritora siguió después de haber cumplido los 90 años. Siete años antes de su muerte, en 1992, fue candidata al premio Príncipe de Asturias de las Letras.

María Teresa León (Logroño 1903 – Madrid 1988): escritora. Estudiante en la Institución Libre de Enseñanza fue la primera española en conseguir un doctorado en Filosofía y Letras. Escribió bajo seudónimo en un diario de Burgos y en 1929 publicó su primera novela. No sólo escribió narrativa (llegó a publicar más de 20 libros) sino que también fue activa en el género teatral. Junto a su pareja, Rafael Alberti, puso en marcha proyectos como la revista Octubre y durante la Guerra Civil fue secretaria de la Alianza de Escritores Antifascistas, además de fundadora de la revista El Mono Azul y una de las activistas por la salvación de las obras del Museo del Prado de Madrid.




Concha Méndez (Madrid 1898 – México 1986): poetisa y creadora de la editorial La Verónica junto a su marido Manuel Altolaguirre, también poeta. Editaron la revista Héroe y fueron grandes divulgadores de la actividad cultural del momento. Exiliados en París y La Habana, finalmente se asentaron en México, en donde volvieron a recuperar su actividad editorial, con una imprenta en la que publicaban la obra de sus amigos españoles en el exilio. En 1976 publicó su último poemario Vida o río.

Maruja Mallo (Lugo 1902 – Madrid 1995): pintora. Con 20 años se trasladó a estudiar a la Real Academia de Artes de San Fernando de Madrid e inmediatamente entró a formar parte de la intelectualidad de la ciudad. Fue ella, junto a Margarita Manso, la que ideó y llevó a cabo la performance de cruzar la Puerta del Sol sin sombrero, todo un acto subversivo para la época. Pintora genial, obtuvo su reconocimiento en el exilio: después de Portugal, viajó a Argentina y finalmente a Nueva York, donde se asentó. Contemporánea de artistas como Andy Warhol (que catalogó su obra como un precedente del arte pop) volvió a España en 1963 sin que su país natal le prestase nunca la atención que se merecía, pese a que ella permaneció activa hasta su muerte.




María Zambrano  (Vélez-Málaga 1904 – Madrid 1991): filósofa. Alumna de Ortega y Gasset o García Morente, no sólo empezó pronto a destacar dentro de la intelectualidad española sino que además fue una importante defensora de la República. El exilio la llevó a París, La Habana, Puerto Rico o México y volvió a España en 1984. Durante todos esos años mantuvo su actividad como ensayista, profesora y filósofa.

Rosa Chacel (Valladolid 1898 – Madrid 1994): novelista. Tras formarse como escultora, comenzó su actividad como escritora, convirtiéndose en una de las autoras más relevantes de su generación. Publicó artículos en la revista Occidente de Ortega y Gasset. Exiliada en Suiza y Brasil, tras pasar muchas dificultades económicas, cuando ya había cumplido 70 años recibió varias becas, una de las cuales le permitió volver a Madrid y publicar una de sus novelas más exitosas, Barrio Maravillas




Josefina de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria 1907 – Madrid 2002): escritora y actriz. Gerardo Diego la incluyó en su Antología Poética de 1934. Ella había publicado su primer poemario en 1927, con el título Versos y estampas. Además, junto a su hermano fundó una compañía de teatro, disciplina en la que también sobresalió. Durante la dictadura permaneció en España y publicó varias novelas con el seudónimo Laura de Cominges. Su último trabajo conocido como actriz fue en la serie de TVE Anillos de Oro.

Marga Gil Roësset (Madrid 1908 – Madrid 1932): pintora. Hija de una familia bohemia, a los 24 años ya empezó a ser conocida por su obra artística, fama que aumentó al relacionarse con el matrimonio formado por Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Tras destruir gran parte de su obra, en 1932 se suicidó sin que nunca se supiese el motivo.(Fuente:Carmen Lopez)






Formaron parte como amigas y protectoras de las mujeres sinsombrero,entre otras: Victoria Kent, Margarita Nelken, María de Maeztu, Clara Campoamor, María Lejárraga, María Goyri o Carmen Baroja.