Louise
Brooks (Cherryvale, 14 de noviembre de 1906 - Rochester, 8 de agosto de 1985) Actriz y escritora estadounidense que se convirtió en una de las caras
más famosas del cine mudo.
Sus
padres le inculcaron desde pequeña una gran pasión por los libros y la música.
A los 9 años sufrió abusos sexuales y a los 14 años bebía alcohol
Se
la conoce, principalmente, por sus papeles en películas mudas durante la última
mitad de la década de los años 1920 en los Estados Unidos y, sobre todo, por
tres películas realizadas en Europa entre los años 1929 y 1930.
En
una carrera cinematográfica que comenzó en 1925 y terminó en 1938, hizo 24
películas, dos de las cuales han sido consideradas por la revista The
New Yorker como obras maestras: La caja de Pandora y The Diary of a Lost Girl,
ambas realizadas en Berlín por el director alemán Georg Wilhelm Pabst.
Louise
Brooks comenzó su carrera en el mundo del espectáculo como bailarina en la
compañía de danza moderna de la escuela de danza Denishaw, con Martha
Graham, Ruth
Saint Denis y Ted Shaw, pero su tozudez provocó su
marcha de la compañía. Bajo la protección de amigos influyentes, consiguió
entrar como bailarina en las Ziegfeld
Follies de Broadway
donde pronto fue descubierta por la Paramount,
los estudios cinematográficos para los que rodó la gran mayoría de sus
películas estadounidenses.
En
1928 empezaría a interpretar papeles de protagonista en diferentes comedias a
lo largo de los años siguientes, una de las cuales, dirigida por Howard
Hawks y titulada A Girl In Every Port,
en el que hacía de vampiresa, le ayudó a empezar a ser conocida en Europa.
En
1928 trabaja en la que es considerada su mejor actuación en una película estadounidense,
Beggars Of Life en la que
interpreta a una chica de pueblo de quien han abusado sexualmente, que se
escapa con dos vagabundos (Richard Arlen y Wallace
Beery) que se encuentra en un tren. En aquel momento de su vida se movía en
los círculos de la alta sociedad y era una convidada habitual en las fiestas de
la mansión de William Randolph Hearst.
Cuando
el cine
sonoro entró en escena, y después de negarse a hacer una versión sonora de
su película The Canary Murder Case,
Brooks decidió marcharse a Europa para rodar bajo las órdenes del director expresionista alemán Georg Wilhelm Pabst.
En
1928, en Alemania protagonizará la
película de Pabst La caja de Pandora en la cual interpreta a Lulú, una vampiresa
sexual que acaba siendo asesinada a manos de Jack el Destripador, tras arrastrar a todos sus
amantes a la perdición. Esta fue la película que convirtió a Louise Brooks en
un mito. El film es interesante por el moderno tratamiento que hace de la
sexualidad, introduciendo por vez primera la aparición del lesbianismo
en la pantalla.
En
1929 rodó el drama social Diary Of A Lost Girl y Prix de Beauté (1930), esta última
rodada en Francia.
Las
tres películas fueron severamente censuradas debido a que su contenido fue
considerado demasiado “adulto” y al escándalo provocado por el tratamiento
abierto de la sexualidad, además de su fuerte crítica social. Pasaron
desapercibidas para el gran público porque en aquel momento se produjo la
eclosión del cine sonoro, perdiendo el cine mudo
rápidamente su atractivo.
Cuando
decidió regresar a Hollywood, tras su aventura europea, se encontró con que
los estudios la habían incluido en sus listas
negras, así que no volvió a disfrutar del éxito que había tenido antes de
marcharse a Europa.
En 1938 se retiró definitivamente.
Escribió
un libro titulado Lulú en Hollywood, en el que habla de Pabst y el
rodaje y alude varias veces a Frank Wedekind.
En
1956 Brooks se trasladó a Rochester, (Nueva York), invitada por el George Eastman House, ahora el Museo Internacional de Fotografía, que
conserva la mayor colección de sus películas Con su ayuda, comenzó una más que
notoria y prestigiosa carrera como cronista de la época del cine mudo.
Su
corte de cabello había creado estilo y muchas mujeres se cortaban el pelo
imitándola. Es el rasgo más distintivo de su imagen, la cual inspiraría incluso
personajes de historieta, como la célebre Valentina (1965).
Citas:
"Una
estrella brilla por sí misma, pero muchas veces la soledad la condena".
"Todo
actor siente una animosidad natural contra cualquier otro actor; presente o
ausente, vivo o muerto".
"No
hay otro trabajo que se pareciera más a la esclavitud que el de una estrella de
cine".
"El
gran arte del cine no consiste en el movimiento descriptivo de la cara y el
cuerpo sino en los movimientos del pensamiento y el alma transmitidos en una
especie de intenso aislamiento".