sábado, 6 de abril de 2013

Antígona. La lucha del individuo contra el poder



"Antígona es la historia de una revolucionaria feminista ante un tirano". Bertolt Brecht





Antígona representa la lucha del individuo contra el poder.
Según la mitología griega, Antígona, era hija de Edipo y Yocasta y hermana de Ismene, Eteocles y Polinices.

A la muerte de su padre Edipo, rey de Tebas, los dos hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices combaten por el trono de Tebas, constantemente.El convenio entre ellos fue turnarse en el trono periódicamente, pero Eteocles decide quedarse en el poder después de cumplido su período.Este hecho desencadena una guerra. Polinices busca ayuda en Argos, una ciudad rival. Arma un ejército y regresa para reclamar lo que es suyo. La guerra concluye con la muerte de los dos hermanos en batalla, cada uno a manos del otro, como decía la profecía.

Creonte, entonces, se convierte en rey de Tebas y dictamina que, por haber traicionado a su patria, Polinices no será enterrado dignamente y se dejará a las afueras de la ciudad para que sea devorado por los cuervos y los perros.

Los honores fúnebres eran  trascendentales para los griegos, pues el alma de un cuerpo que no era enterrado estaba condenada a vagar por la tierra eternamente. Por tal razón, Antígona  a pesar de la prohibición decide enterrar a su hermano y realizar sobre su cuerpo los correspondientes ritos, rebelándose así contra Creonte, su tío y suegro. 





La desobediencia acarrea para Antígona su propia muerte. Condenada a ser sepultada viva, evita el suplicio ahorcándose.



Antígona es el mito que expresa de manera más completa y vigente las complejidades de la relación entre ética y política: las fragilidades de la condición humana, las diferencias en las jerarquías de valores entre mujeres y hombres, las crueldades del poder mal entendido y ejercido, la incapacidad para escuchar las palabras de los sabios, la sangre -siempre de hermanos enfrentados- clamando desde los campos de batalla en las ciudades, las calles, las junglas, los desiertos; la sumisión temerosa de la mayoría, y la ineludible lucidez de una voz que se atreve desde un cuerpo de mujer, a contrariar más allá de la ley del Estado, la ley del dominio masculino (o patriarcal).

 La vigencia de los planteamientos de una tragedia griega escrita 400 años a.C. sigue siendo hoy plena actualidad no solo ha permanecido intacta hasta nuestros días, si no que resulta de una evidente actualidad. Pocos pensadores han dejado de reflexionar sobre esta tragedia, una de las siete que se conservan completas de las más de cien que salieron del genio de Sófocles.



El escritor y crítico George Steiner dijo: "Creo que sólo a un texto literario le ha sido dado expresar todas las constantes principales de conflicto propias de la condición de hombre. Ese texto es "Antígona". Según él, el enfrentamiento entre Antígona y Creonte sobre el destino de los restos de Polinices plantea a la vez los conflictos entre hombres y mujeres, entre la vejez y la juventud, entre la sociedad y el individuo, entre los seres humanos y la divinidad, y entre el mundo de los vivos y el de los muertos.



El dramaturgo Bertolt Brecht, que hizo su propia versión de esta tragedia, afirmó: "Antígona es la historia de una revolucionaria feminista ante un tirano".

Las palabras de Kant en la conclusión de la Crítica de la razón práctica, también pueden aludir a Antígona, “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí. Esta eleva mi valor como inteligencia”. Antígona personifica la persona humana fiel a sí misma.

Kierkegaard, Hegel, Hörderlin y hasta Lacan ofrecieron sus opiniones sobre Antígona. El psicoanalista francés centró muchas de sus teorías en esta tragedia, que veía como la síntesis del "deseo femenino".



A casi dos mil quinientos años de distancia, Antígona, la primera feminista revolucionaria de la historia en opinión de Bertold Brecht, se ha convertido en el nombre de la rebeldía ante la injusticia y en el espíritu presente en la voz de quienes en todo el mundo denuncian las manipulaciones de los poderes fácticos (económicos y mediáticos), las democracias de utilería, los crímenes de Estado, los genocidios sucesivos y desde luego, en las madres, hermanas y esposas que siguen marchando y reclamando la sepultura y honra de sus disidentes desaparecidos.

 A Antígona se le negó la libertad, pero ella la hizo suya y con ese gesto dejó un legado de esperanza. La tragedia nos conmueve no solo por la necesidad de honrar a los muertos, si no porque llama a no olvidarlos mientras que trabajamos en la reconciliación de los seres humanos, en nombre de la tierra y de la vida. Pero el énfasis va más allá, señalando que el tiempo de la violencia, la guerra y la muerte debe terminar porque es imposible sobrevivir en medio de la crueldad.

La teórica mexicana Marcela Lagarde ha dicho, "La ética para nosotras, antecede a la política y la redefine", tal vez por eso la mencionan en los medios como "la feminista utópica". Conviene aclarar aquí que por definición, toda la teoría feminista representa una utopía. Pero es una utopía a la que le ha llegado su momento histórico "y nada es tan poderoso como una idea cuyo momento ha llegado" . En efecto, el momento ha llegado porque pese a toda clase de fundamentalismos patriarcales y "choques de civilizaciones" o más bien especialmente por ellos, la humanidad debe admitir la participación femenina como cuestión de supervivencia.

 Hemos vivido un largo período en que los hombres han gestionado la historicidad y creado la conciencia personal. Es tiempo de escuchar la voz de Antígona y la de todos aquellxs que tratan de construir ese lugar diferente que puede salvar al mundo. 



Si a alguien  quiere leer la  obra lo puede hacer en este enlace.




Imagen: Mary Stillmann

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