Françoise Héritier (Veauche, 15 de noviembre de
1933- 15 de noviembre de 2017) .Antropóloga francesa que denunció la dominación
masculina y el sometimiento de las mujeres en beneficio de los grupos.
Entró
a la Escuela de Altos Estudios de París en 1980 como directora de
investigaciones. Sucedió a Claude Lévi-Strauss, padre del estructuralismo antropológico en el Colegio de Francia en 1982, donde estableció
desde entonces su propia cátedra. Fue la segunda mujer en enseñar en esta
prestigiosa institución tras
Jacqueline
de Romilly .
Héritier
profundizó en la teoría de la alianza y de ahí, en las razones
de la prohibición del incesto. Ambos campos del análisis antropológico están
basados sobre la noción de intercambio de mujeres/hombres.
Françoise
Héritier desarrolló el concepto de lo idéntico, y de su frustración
repulsiva, retomando y corrigiendo los enfoques de Lévi-Strauss y de Alfred Reginald Radcliffe-Brown. Se
apoya en todos sus estudios en dos cuestiones básicas: por un lado, la naturaleza,
y por el otro, el de medio ambiente.
Françoise
Héritier en L'exercice de la parente sostuvo, como Lévi-Strauss, que
existen regularidades en los sistemas complejos de alianza. Define las llamadas
estructuras semicomplejas de parentesco como una etapa de transición entre los
sistemas elementales y los complejos.
Tras
su legado deja un sin fin de conocimientos en materia de feminismo y dominación
masculina que fundamentaron que la
violencia de género no responde a ninguna lógica natural, sino a un exceso de
cultura patriarcal.
"Se
dice que un hombre no puede contraer matrimonio con tal o cual mujer. Pero no
se dice nunca que una mujer no puede casarse con tal o cual hombre. De hecho,
las mujeres nunca han sido sujetos de derecho, capaces de hablar por ellas
mismas en los textos históricos". ¿Por
qué las mujeres nunca han sido consideradas sujetos de derechos? Para
responder a esta pregunta la autora comienza una línea de investigación para
comprender esta realidad que le llevó a orígenes de la humanidad: el incesto.
La
investigadora defiende que la prohibición del incesto obligaba a los hombres a
conseguir esposas fuera del grupo de parientes consanguíneos, y el apremio por
aliarse con los pueblos vecinos para evitar la guerra de todos contra todos.
Por esto, las mujeres comenzaron
a tratarse como "moneda de cambio" entre familias de distintas tribus
que se asociaban para mantener la paz o ganar poder. O, en otras palabras,
las mujeres fueron utilizadas para mantener la supervivencia grupal y la
cohesión social.
Heritier
afirmaba que, si el intercambio fuese aceptado, tenía que existir previamente
una convicción común a ambos sexos de que las cosas debían ser así y que sus
parientes masculinos actuaban correctamente.
La
investigación de Heritier continuó hasta dar con la clave de la subordinación
femenina: la capacidad reproductiva de
las mujeres.
Asimismo,
la antropóloga argumenta que la
desigualdad se basa en una concepción errónea de la debilidad femenina derivada
principalmente del embarazo, la lactancia y la crianza, menospreciando
así el trabajo reproductivo de las mujeres, y que explica esa creencia
"protección" de los hombres sobre ellas.
“Es
importante que las palabras de las mujeres lleguen a la plaza pública como algo
normal, evidente. Lo que se inculca a los niños desde sus primeros años de vida
sobre las relaciones de sexo va a perseguirlos toda la vida. Cambiar estas
representaciones es una tarea colectiva de toda la vida”, según François
Héritier.
La
autora también ha explicado que, a pesar del paso de los años, en la mayor
parte del mundo aún hay "tres
grandes privaciones para el género femenino":
Primero, la privación de la libertad sobre el
propio cuerpo femenino ya que en la mayoría de las sociedades no pueden decidir
si van a tener hijos o no.
La
segunda, la privación al acceso a la educación y, en general, al saber.
Y,
por último, al acceso a funciones de autoridad, sean políticas, económicas o religiosas.
Héritier
tampoco dudó en afirmar que la
subordinación femenina persiste en nuestras sociedades actuales:
"Los hombres ya no intercambian mujeres. Pero la dominación masculina
existe igualmente.
Fue
miembro del Patronato de la Coordinación Francesa para el Decenio de la Cultura
de la Paz y la No-violencia.