Las primaveras árabes se están
convirtiendo en inviernos gélidos para las mujeres que habitan allí donde han
triunfado. Debido, principalmente, a que el poder político es controlado por
grupos con fuertes convicciones religiosas. Este extremismo religioso se traduce en un retroceso en los derechos de
las mujeres .La revolución para las mujeres no solo no ha terminado, ni siquiera ha empezado. Y si no
que se lo pregunten a la tunecina que ha
sido violada y denunciada por inmoral.
Desde aquí todo nuestro apoyo
a esas mujeres que siguen luchando por un mundo habitable.