Si
queremos crear una sociedad equitativa, una en la que todos puedan progresar,
también debemos darles más opciones a los niños. Como señala Gloria Steinem:
“Estoy contenta de que hayamos comenzado a criar a nuestras hijas más como a
nuestros hijos, pero no funcionará hasta que criemos a nuestros hijos más como
a nuestras hijas”.
Eso
se debe a que los papeles para las mujeres no pueden expandirse si no lo hacen
también los de los hombres. Sin embargo, no se trata solo de las mujeres. Los
hombres se están quedando rezagados en la escuela y el trabajo porque las
habilidades como la cooperación, la empatía y la diligencia —que a menudo se
consideran femeninas— cada vez se valoran más en las escuelas y los trabajos de
hoy, y los empleos que requieren estas habilidades son los que están creciendo
con mayor rapidez.
Neurocientíficos,
economistas, psicólogos y otros especialistas responden a la pregunta:¿cómo
podemos criar hijos feministas?. Definí feminista de manera simple, como
alguien que cree en la igualdad total entre hombres y mujeres. Sus consejos
tienen aplicaciones amplias: están dirigidos a cualquiera que quiera criar
niños amables, seguros y libres para perseguir sus sueños.
Déjalo llorar
Los
niños y las niñas lloran con la misma frecuencia cuando son bebés y niños
pequeños, según muestran las investigaciones.
Sin
embargo, alrededor de los cinco años, los niños reciben el mensaje de que el
enojo es aceptable pero que no se espera que muestren otros sentimientos, como
la vulnerabilidad.
A
nuestras hijas se les permite ser humanas, pero a nuestros hijos se les enseña
a comportarse como robots. Enséñale que tiene una variedad completa de
emociones, que puede detenerse y decir: ‘No estoy enojado; tengo miedo’, o ‘Me
siento lastimado emocionalmente’, o ‘Necesito ayuda’”.
Proporciónale
modelos a seguir
Los
niños son particularmente receptivos cuando pasan tiempo con modelos a seguir.
Modelos como hombres que asuman las responsabilidades de la vida.
Pero
también bríndales modelos femeninos a seguir. Habla sobre los logros de mujeres
que conoces y de mujeres famosas en los deportes, la política o los medios de
comunicación.
Déjalo
ser él mismo
Aun
cuando los roles de género en los adultos se han mezclado, los productos para
niños se han dividido más que hace 50 años, según estudios: las princesas color
rosa y camiones azules ya no solo están en el pasillo de los juguetes sino
también en las tasas y los cepillos de dientes. No sorprende que los intereses
de los niños acaben por alinearse a eso.
Los
especialistas en neurociencia dicen que los niños no nacen con esas
preferencias. Hasta mediados del siglo XX, el rosa era el color para los niños
y el azul para las niñas. En los estudios no se ha demostrado que los bebés
tengan marcadas preferencias por determinados juguetes. La diferencia, de
acuerdo con los investigadores, surge al mismo tiempo en que los niños toman
conciencia de su género, alrededor de los dos o tres años, y en ese momento las
expectativas sociales pueden invalidar los intereses innatos. Los estudios
longitudinales muestran que la división de juguetes tiene efectos a largo plazo
en las brechas de género en términos académicos, así como en el desarrollo de
habilidades espaciales y sociales.
Para
que los niños desarrollen todo su potencial, deben seguir sus intereses, ya
sean tradicionales o no. Déjalos. La idea es no asumir que todos los niños
quieren las mismas cosas y, en cambio, asegurarse de que no estén limitados.
Denuncia
los estereotipos (“Qué mal que en la caja de ese juguete solo haya fotos de
niñas, porque yo sé que a los niños también les gusta jugar con casitas de
muñecas”).
También
puede mejorar la condición de las mujeres. Los investigadores sostienen que la
razón por la que los padres alientan a sus hijas a jugar fútbol o a ser
doctoras, pero no a sus hijos a tomar clases de ballet o ser enfermeros, es que
lo “femenino” se vuelve sinónimo de un estatus menor.
Enséñale
a hacerse cargo de sí mismo
“Algunas
madres crían a sus hijas pero adoran a sus hijos”. Hacen que sus hijas estudien
y hagan tareas del hogar, pero no es igual con sus hijos.
La
diferencia se refleja en los datos: las chicas de entre 10 y 17 años pasan dos
horas más a la semana en quehaceres que los chicos, y es un 15 por ciento más
probable que se les pague a los varones por hacerlos.
“Enseñemos
a nuestros hijos a cocinar, limpiar y cuidarse: a ser igual de competentes en
la casa que como esperamos que lo sean nuestras hijas en una oficina.
Enséñale
a cuidar a otros
Las
mujeres todavía son quienes cuidan más a otros —los niños y los ancianos— y se
encargan de las tareas de la casa, aunque ambos padres trabajen de tiempo
completo, según demuestran los datos. Los empleos de cuidador son los que están
creciendo más rápido, así que hay que enseñar a los niños a cuidar de otros.
Háblales
de cómo los hombres pueden equilibrar el trabajo y la familia, y cómo se espera
que no solo las hijas, sino también los hijos, cuiden a sus padres y otros familiares
cuando sean ancianos.
Pídele
ayuda a tu hijo para hacerle sopa a un amigo enfermo o para visitar a un
pariente hospitalizado. Hazlo responsable de cuidar a las mascotas y hermanos
menores. Anímalo a cuidar niños, a ser entrenador o tutor. Hay un programa que
lleva bebés a salones de primaria y se ha descubierto que eso aumenta la
empatía y disminuye las agresiones.
Comparte
el trabajo
Cuando
sea posible, oponte a los roles de género en los quehaceres domésticos y el
cuidado de los niños entre papá y mamá. Los actos dicen más que mil palabras:
“Si la mamá cocina y limpia la casa, y el papá corta el césped y sale de la
casa a menudo, eso se aprende”.
También
compartan el ganarse el pan. Un estudio muestra que es más probable que los
hombres criados por mujeres que trabajaron por lo menos un año cuando sus hijos
eran adolescentes se casen con mujeres que trabajaban. Los hombres criados por
mujeres empleadas son significativamente más igualitarios en sus actitudes
respecto del género.
Aliéntalo
a que tenga amigas
Hacia
el final del preescolar los niños comienzan a separarse según su género, y esto
refuerza los estereotipos. Sin embargo, los niños a quienes se alienta a jugar
con amigos del sexo opuesto aprenden a comunicarse y solucionar problemas de
mejor manera.
“Cuanto
más obvio es que el género se usa para categorizar a grupos o actividades, más
probable es que se refuercen los sesgos y estereotipos de género.
Organiza
fiestas de cumpleaños y equipos de deportes mixtos cuando los niños son
pequeños, para que no crean que es aceptable excluir a un grupo con base en el
género.
También
es menos probable que los niños con amigas consideren a las mujeres como solo
conquistas sexuales.
Enséñales
que ‘No es no’
Otras
formas de enseñar respeto y mutuo acuerdo: pide a los niños que pregunten antes
de tocar el cuerpo de otro desde que estén en la guardería . También enséñales
el poder de la palabra no: deja de hacerles cosquillas o jugar luchitas cuando
la pronuncien.
Pronúnciate
cuando alguien sea intolerante
Di
algo cuando veas burlas o acoso, y practica juegos de roles con tus niños para
que puedan intervenir si los presencian.
También
señala cuando se estén comportando de manera inapropiada. “Son niños” no es una
excusa para una mala conducta. Espera más de ellos. Pon atención en reorientar
una conducta que sea denigrante, intolerante, irrespetuosa o grosera.
Nunca
uses la palabra ‘Niña’ como insulto
No
digas, ni dejes que tu hijo diga, que alguien lanza la pelota o corre como
niña, ni uses “mariquita” o alguno de sus sinónimos más ofensivos. Lo mismo
vale para las bromas sexistas.
Ten
cuidado con usos de la lengua más sutiles. Los padres inculcan los roles de
género tradicionales en los hijos principalmente porque temen que se conviertan
en objetos de burla de otro modo.
.
Léele
mucho, en especial historias sobre mujeres y niñas
Quizá
hayas escuchado que los niños son muy buenos en ciencias y matemáticas, y las
niñas en lenguaje y lectura: los estereotipos pueden convertirse en realidad.
Las
mamás hablan más con sus hijas que con sus hijos. Combate el estereotipo
hablándoles a los niños, leyéndoles y animándolos a leer.
Lean
sobre una gran variedad de personas e historias que rompan el molde, no solo
las que tratan de niños que salvan al mundo y niñas que necesitan ser salvadas.
Cuando un libro o una noticia siga ese molde, habla al respecto: ¿Por qué la
mamá de este cuento siempre trae abrigo y casi nunca sale de la casa? ¿Por qué
esta fotografía de las noticias solo muestra a hombres blancos?
Eso
debería comenzar a los tres años, cuando realmente pescan los estereotipos y se
dan cuenta de ellos. Si no los ayudas a etiquetarlos como
estereotipos, asumen que así son las cosas.