Susan
Brownell Anthony (15 de febrero 1820 – 13 de marzo de 1906) Feminista líder del
movimiento estadounidense de los derechos civiles y los Derechos de la Mujer
Jugó
un importante papel en la lucha por los Derechos de la Mujer en el Siglo XIX
para garantizar el Derecho de Voto en los Estados Unidos.
Junto
a Elizabeth Cady Stanton, fue una de las principales líderes del movimiento
sufragista norteamericano, que durante la segunda mitad del siglo XIX
reivindicó el derecho de voto para las mujeres.
Entre
1892 y 1900 presidió la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino.
Su
padre, Daniel Anthony, era un maestro cuáquero liberal que regentaba una
empresa de manufacturas de algodón y militaba activamente en el movimiento
antiesclavista. Susan se educó en un ambiente de independencia de criterio y
rigor ético que marcaría toda su trayectoria política.
Cuando
tenía seis años, la familia se trasladó a Battensville (Nueva York). Acudió a
la escuela primaria local y pasó luego al colegio que su padre había fundado y
dirigía.
Completó
sus estudios, orientados a la pedagogía, en un internado femenino de Filadelfia
y en un colegio para señoritas del interior del estado de Nueva York.
Al
concluir sus estudios, regresó a la casa familiar en Rochester (Nueva York) y
se dedicó a la enseñanza hasta que cumplió los treinta años.
Su
activismo político se inició en sus años de formación, guiada por el ejemplo de
sus padres.
En
1848 se unió al movimiento antialcohólico o "movimiento pro
temperancia", en el que militó durante cinco años. En él tomó conciencia
de las limitaciones que el hecho de ser mujer implicaba, incluso en el seno de
una organización reformista liberal, y sintió la necesidad de crear un grupo
exclusivamente formado por mujeres, la Sociedad Femenina pro Temperancia del
Estado de Nueva York.
Pero
su paso al feminismo no se produjo de forma definitiva hasta que, en 1851,
conoció a Elizabeth Cady Stanton, la feminista que en 1848 había dirigido la
Convención de Séneca Falls, primer manifiesto del sufragismo estadounidense.
Stanton se convertiría en su compañera inseparable y ambas encabezarían el
feminismo norteamericano durante las siguientes cinco décadas.
Desde
1882 protagonizó, junto a Stanton y Amelia Bloomer, diversas campañas en favor
de la igualdad de derechos de las mujeres. La lucha feminista se centró en
principio en reivindicaciones de carácter general, para ir progresivamente
limitándose a la petición del sufragio universal, por considerar que el voto
era el instrumento clave para conseguir ulteriores reformas legales.
Sin
embargo, las campañas en favor del sufragio fueron acompañadas de muchas otras,
encaminadas a transformar la legislación laboral, la mentalidad sexista y las
costumbres discriminatorias de la sociedad norteamericana. Así, por ejemplo,
Anthony y Stanton dirigieron una campaña contra las restricciones físicas que
la moda femenina decimonónica imponía a las mujeres, promoviendo el uso de
pantalones bombachos y faldas amplias.
Desde
1854, Anthony compaginó su activismo feminista con la lucha contra la
esclavitud en el seno de la Sociedad Americana Antiesclavista hasta que el
estallido de la Guerra de Secesión en 1861 apartó temporalmente a las mujeres
de la primera línea de batalla, ocupada desde entonces por los ejércitos. En
1863 fundó la Liga de Mujeres Leales, que promovía la liberación de esclavos en
los estados secesionistas del sur.
Al
finalizar la guerra, siguió pronunciándose públicamente contra la violencia
ejercida sobre la población negra, a la que instó a unirse al movimiento
sufragista. Paralelamente, la ya inseparable pareja Anthoy-Stanton dirigió
diversas campañas contra las leyes del estado de Nueva York discriminatorias de
las mujeres y pronunció numerosas conferencias por todo el estado.
Tras
la guerra, las mujeres que habían participado en el movimiento abolicionista
comprendieron que la consecución de sus fines propios -la igualdad de derechos
para las mujeres- era una lucha que debían emprender por separado, sin contar
con el apoyo de sus compañeros antiesclavistas, muchos de los cuales no aprobaban
el activismo político femenino. La lucha feminista se centró desde entonces en
la obtención del derecho al voto.
Viajó
varios miles de kilómetros a través de los Estados Unidos y Europa dando de 75
a 100 discursos por año sobre el sufragio y el derecho de la mujer al mismo
durante 45 años aproximadamente. Viajó en carruajes, vagones, trenes, mulas,
bicicletas, diligencias, transbordadores y, en ocasiones, en trineos. Una mujer
incansable.
Frases de Susan B. Anthony
Cuanto
más vieja soy, mayor parece el poder que tengo para ayudar al mundo; soy como
una bola de nieve que entre más lejos rueda más crece
Los
hombres, sus derechos y nada más; las mujeres, sus derechos y nada menos.
La
mujer no debe depender de la protección del hombre, sino ser enseñada para
protegerse a sí misma.
Si
todos los ricos y toda la gente de la iglesia enviaran a sus niños a las
escuelas públicas se sentirían obligados a destinar su dinero en mejorar éstas...
No
puedo decir que la mujer universitaria es la mujer más contenta. Al tener una
mente más abierta, ella entiende las condiciones desiguales entre los hombres y
las mujeres, bajo un gobierno que las tolera.
Muchos
abolicionistas tienen todavía que aprender el ABC de los derechos de la mujer.
Nunca
habrá igualdad completa hasta que las mujeres mismas ayuden a hacer leyes y a
elegir legisladores.
Fuente: Wikipedia
www.biografiasyvidas.com