Zenobia o Septimia Bathzabbai
Zainib (245-274). Reina del Imperio de
Palmira entre 267 y 272). Fue la segunda mujer del príncipe Odenato de Palmira,
príncipe cliente del Imperio romano. Cuando
fue asesinado tomó las riendas del poder en nombre de su joven hijo heredero.
Durante su gobierno, el reino de Palmira se
sublevó e intentó crear su propio imperio con la intención de dominar a los dos
que le rodeaban, el romano y el sasánida. Las campañas militares de Zenobia le
permitieron crear un imperio que abarcaba toda el Asia Menor e incluso logró
tomar Egipto con sus tropas en el año 269, ya que allí se había levantado un
posible candidato al trono romano. Zenobia logró deponer al pretendiente y
reclamó la corona del imperio para su hijo.
Gobernó Egipto hasta el año 272,
cuando fue derrotada y enviada como rehén a Roma por el emperador Aureliano. A
partir de este momento, el destino de Zenobia parece confuso. Existen múltiples
teorías desde que una enfermedad acabó con la vida de Zenobia, hasta que fue
una huelga de hambre o una ejecución por decapitación la causa de su muerte. La
versión más optimista y aceptada cuenta que Aureliano quedó tan impresionado
por Zenobia que la liberó, otorgándole una villa en Tibur (actual Tívoli,
Italia) donde se convirtió en una filósofa destacada de la alta sociedad,
viviendo como una matrona romana más.
Zenobia está íntimamente
relacionada con la ciudad de Palmira a la que fortificó y embelleció con una
avenida custodiada por grandes columnas corintias de más de 15 metros de
altura. Estatuas de héroes y de benefactores se encontraban por toda la ciudad,
pidiendo a todos los nobles de la ciudad que mandaran esculpir sus estatuas y
con ellas levantaran una columna en la que exhibirlas. En Palmira podían
encontrarse cerca de doscientas estatuas en sus columnas y en las paredes del
ágora. La ciudad contaba entonces con
una población que superaba los 150 000 habitantes y estaba llena de hermosos templos,
monumentos, jardines y edificios públicos, entre ellos destacaba el Templo del
Sol. Las murallas que rodeaban la ciudad, según se decía, tenían 21 kilómetros
de circunferencia.
La valentía y la grandeza de
ánimo con que se resigno a su adversa suerte una princesa acostumbrada a
despreciar la vida, a vencer a los egipcios, a los persas y a las temibles legiones romanas, hace de este hecho su mayor elogio. El nombre de
Zenobia pasará con gloria como una de las mujeres y una de las reinas más
importantes de la Antigüedad