Claudia
García-Moreno, jefa del departamento de Violencia contra las Mujeres de la
Organización Mundial de la Salud
1.
No hay una vacuna ni una solución rápida. Pero es posible acabar con la
violencia. Hay que responder a muchos niveles y en muchos sectores: hay que
asegurar la igualdad y el acceso a un empleo de las mujeres, empoderándolas
social y económicamente, transformar creencias y estereotipos. Donde es más
aceptable la violencia contra las mujeres existe más violencia. Los medios de
comunicación tienen un gran papel. Y hay que destinar dinero a la capacitación
de las instituciones en los sectores de la educación, la salud, la justicia y
la policía.
2.
Si bien se ha avanzado en reconocer el problema (es decir, se han producido
cambios legales), la instauración de esas medidas realmente no funciona.
Tendríamos que haber capacitado a los médicos, los abogados o los jueces,
introduciendo este tema en su formación. Y haber generado más liderazgo en
políticos y mayor compromiso en personas influyentes, además de invertir en la
recolección de datos para la investigación.
3.
España es un ejemplo, por el reconocimiento de la violencia de género, aunque
tenga sus problemas: pero existe un marco jurídico y un presupuesto para salud
y educación. También hay algunos programas locales eficaces. Sudáfrica, con una
iniciativa de microfinanciación para mujeres, consiguió que la violencia contra
ellas descendiese en un 50% en dos o tres años. Una solución similar funcionó
en Uganda cambiando actitudes sociales mediante trabajo comunitario.
Nadine
Gasman, representante de ONU Mujeres en Brasil y exresponsable del departamento
de Violencia contra las Mujeres en Latinoamérica para la ONU
1.
Lo primero, nombrar esa violencia y hacer justicia, algo muy importante: que
las mujeres denuncien y que pase algo. Y que cuando la sufran, que se les
atienda integralmente: con un sistema de salud y servicios sociales, apoyos
económicos y una justicia pronta y eficaz. Los medios de comunicación son muy
importantes, porque a muchas mujeres les puede salvar la vida. En los casos de
feminicidio en Centroamérica, la visibilización ha sido crucial. Pero de todo
eso, lo más importante es la prevención, trabajar con los jóvenes para superar
los estereotipos de género. Pero simultáneamente hay que luchar contra la
violencia que está ocurriendo aquí y ahora.
2.
Deberíamos haber puesto el dinero donde ponemos nuestras palabras: en salud,
justicia y educación.
3.
En Brasil hay una app, Clique180, en la que se informa a las mujeres de las
rutas más seguras y qué servicios públicos están más cerca, y ellas van
introduciendo información. Tiene un botón para llamar al teléfono de atención.
Luego está el programa El valiente no es violento que ha movilizado a los
hombres en 13 países.
Brian
Heilman, especialista en Género y Evaluación en el Centro Internacional de
Investigación en Mujeres ( ICRW )
1.
Este tipo de violencia es un problema global. Por tanto, no hay una solución
fácil. Pero uno de los pasos más importantes es cambiar la idea de que la
violencia es aceptable. En demasiadas comunidades alrededor del mundo, las
agresiones de los hombres hacia las mujeres se aceptan como una parte normal de
la vida. Esto es falso; la violencia contra las mujeres es una violación de los
derechos humanos, un delito, y una barrera para el crecimiento económico y el
bienestar de los seres humanos.
2.
No puede ser responsabilidad de las mujeres acabar con esta violación que
predominantemente toma la forma de actos de los hombres. Todos nosotros
–hombres, mujeres y otros géneros– tenemos que comprometernos personalmente a
no utilizar la violencia, y a partir de ahí trabajar juntos, simultánea e
intensivamente, para prevenir y responder a estos ataques.
3.
Un programa llamado SASA! en Uganda empodera a hombres y mujeres para que se
conviertan en activistas que lideran conversaciones acerca de las maneras en
las que cada uno puede moverse para eliminar la violencia en su entorno. Este
programa puede reducir drásticamente la violencia de género. La violencia se
puede prevenir. A través de la investigación, ICRW busca soluciones. Programas
como nuestro Movimiento de Igualdad de Género en los Colegios (GEMS) lidera
esfuerzos para construir normas igualitarias y promover una masculinidad no
violenta.
Diana
Deligiorgis, especialista en gestión del conocimiento para poner fin a la
violencia contra la mujer de ONU Mujeres
1.
La extensión de la violencia contra las mujeres y la magnitud de sus
consecuencias requieren un rango de esfuerzos desde un nivel internacional
hasta individualmente. Frecuentemente pensamos en las respuestas que se
necesitan para las supervivientes, pero para acabar con todo debemos ir más
allá de las consecuencias y trabajar proactivamente para enfrentar las causas
que hacen que ocurra. Necesitamos promover la igualdad entre niños y niñas,
hombres y mujeres, y necesitamos transformar corazones y cabezas para asegurar
respeto mutuo, relaciones sanas y tolerancia cero para cualquier forma de abuso
2.
Acelerar las leyes, políticas y programas para la prevención y respuesta a la
lacra. Los Gobiernos deben cumplir con sus compromisos. Implantar servicios multisectoriales
y accesibles, desde líneas calientes hasta ayuda al empleo para víctimas
durante largos periodos de tiempo. Asegurar y promover todos los derechos de
las mujeres.
3.
La educación, sobre todo en secundaria, es un gran factor protector. Hay intervenciones
grupales como Stepping Stones en 65 países; programas de microfinanciación
combinados con aproximaciones de género en varios países, incluyendo naciones
en guerra o en posguerra; intervenciones fuera de la escuela para jóvenes y
hombres. Todo ello acompañado con la mejora global de la situación de las
mujeres.
Miguel
Lorente, exdelegado del Gobierno de España para la Violencia de Género
1.
Hay que trabajar en la causa de la violencia, que son los hombres
maltratadores. Con educación, para romper estereotipos y esa construcción
cultural que les impele a actuar para preservar lo que ellos consideran que
debe ser la conducta femenina. Debemos inculcar que la mujer no es una cosa y
que tiene los mismos derechos. Por otra parte, hay que concienciar con crítica
social, campañas y leyes. No podemos esperar a que la incorporación de las
mujeres jóvenes resuelva el problema.
2.
En España hemos retrocedido. Se ha perdido Educación para la Ciudadanía, la
única asignatura que incidía en la igualdad, y por otra parte vuelven los
colegios con segregación por sexo. Además, los organismos internacionales no
tienen iniciativa. Por ejemplo, en la UE aún no existe una directiva de
violencia contra las mujeres.
3.
Hay iniciativas locales en Latinoamérica y África, con formación, tanto a nivel
escolar como profesional. Pese a que no se ha trabajado en las causas, en
España un 82% de las mujeres consiguen escapar de la violencia de género y las
muertes han disminuido un 33% en cinco años.
Fuente:
Ana Alfageme “Violencia contra las mujeres: la condena más injusta”