domingo, 13 de septiembre de 2015

Enfermedades "propias " de Mujeres.




Las enfermedades que “padecieron” las mujeres a lo largo de la Historia pueden ser vistas como “enfermedades sociales”, es decir, enfermedades nacidas como consecuencia de las represiones, frustraciones y falta de libertad que sufrían las mujeres en un mundo hecho por y para los hombres.Así, comportamientos que rechazaban las normas sociales establecidas, las luchas por la liberación, la sobrecarga de los innumerables deberes de las mujeres, la expresión de las emociones o de deseos sexuales, cualquier “inquietud mental”, oposición o desafío hacia su marido o padre eran vistos a los ojos de los hombres como enfermedades terribles que debían ser curadas o extirpadas de raíz



Algunos ejemplos:



Locura.





El término locura hasta final del siglo XIX se utilizaba para designar un comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas.



En un mundo dominado por el sexo masculino, no es de extrañar que en el siglo XIX los manicomios y sanatorios mentales estuvieran llenos de mujeres. De hecho la locura era tan común que al menor síntoma de que la mujer presentase “inquietud mental”, oposición o desafío hacia su marido o padre, podría ser internada en una institución mental de inmediato.



Esposos y padres utilizaron este siniestro procedimiento para librarse de hijas solteronas, mujeres desobedientes, librepensadoras, madres solteras o esposas con opinión propia.



Los vapores femeninos.



Una dolencia ambigua que solían padecer con asiduidad las nuevas sufragistas del siglo XIX, un deseo por votar democráticamente que fue visto como parte de un desorden nervioso propio de enfermos mentales.



Su diagnóstico, un tanto difuso,  comprendía todo tipo de desmayos, cambios de humor y hasta el síndrome premenstrual. La cura para esta patología era reposo, cama y sales aromáticas para reconfortar el espíritu.



Neurastenia.







La causa de esta enfermedad era el nuevo y frenético ritmo de vida propio del siglo XIX, unas tensiones que según los médicos, al sexo femenino le ocasionaba problemas por soportarlos. En 1829 la neurastenia era muy popular, y miles de mujeres fueron diagnosticadas de ella, como la famosa escritora Virginia Woolf.



Su diagnóstico: cuadros de ansiedad vaga, fatiga, depresión y palpitaciones.




La histeria.





La histeria, al igual que la neurastenia, fue una de esas enfermedades causadas por las tensiones de la sociedad moderna, la histeria provocaba trastornos de ansiedad, nerviosismo, deseo sexual, lubricación vaginal e insomnio que eran “curados” gracias a un masaje genital que sólo los médicos debían practicar.



Estos masajes pélvicos debían de practicarse hasta que las pacientes alcanzaran el “paroxismo histérico”, una serie de convulsiones seguidas de una gran relajación. Lo que hoy llamamos orgasmo.







El mal de la bicicleta





Según Susan B. Anthony “ningún objeto o invento de la historia había hecho tanto por la emancipación de la mujer que la bicicleta”.

Para impedir la independencia de la mujer y su creciente libertad, los médicos comenzaron inventaron síntomas totalmente ridículos para hacer que se bajaran de las bicicletas y regresaran al hogar.



Así pues el mal de la bicicleta causaba agotamiento, insomnio, depresión, palpitaciones del corazón y la llamada “cara de la bicicleta”, una enfermedad causada por la expresión de torpeza que los ciclistas poseían mientras conducían.



La sobrecarga de emociones.



 

A mediados del siglo XX si eras  mujer y te emocionabas con facilidad o tenías  los nervios a flor de piel tu vida podía ser un infierno. O más bien el remedio. Un médico llamado Walter Freeman, estableció que la mejor manera de tratar a una mujer excesivamente emocional era cortar sus nervios cerebrales.



Así en 1936, Freeman realizó su primera lobotomía a un ama de casa convirtiéndola en una esposa dócil y servicial. Tras ella, le siguieron muchas más. 


El útero errante.







El mal del útero errante. Una enfermedad causada por el desplazamiento interno del útero, cambiando la presión interna del cuerpo y provocando vértigo, problemas de rodilla, dolor de cabeza, somnolencia, irregularidades en el pulso, e incluso la muerte.



El tratamiento era tan variopinto como la lista de síntomas, pudiendo curarse con estornudos que lo recolocaban, sales aromáticas en los genitales femeninos, o el mejor remedio: tener un embarazo.

(Imágenes y parte del texto, excepto la  introducción )
Fuente: http://allday.com/post/4373-female-illnesses-were-bizarre-in-the-19th-century-but-the-cures-were-even-weirder/