Martha Isolina Ferro (1942- 2011) Periodista, poeta, titiritera, militante lesbo-feminista y socialista argentina.
Fue la primera mujer especializada en el periodismo policial en la revista Esto! y el diario Crónica, con un estilo popular y crítico de la violencia policial y de género.
Fue una de las precursoras del movimiento lésbico en la Argentina, en la década de 1970 y 1980.
Durante la última dictadura gestionó un sótano en el barrio San Telmo de Buenos Aires que congregó un grupo de mujeres lesbianas y feministas del Partido Socialista de los Trabajadores.
De muy niña editó un diario barrial llamado El Carocito, que tenía como lema «Para que crezca la verdad». Sus padres la obligaron a cerrarlo porque denunciaba los abusos del almacenero y la corrupción policial en un prostíbulo que se encontraba al lado de su casa.
En 1960 la expulsaron del colegio secundario de Olavarría por ser lesbiana.
Se mudó a Buenos Aires a estudiar psicología en la UBA.
Apasionada por el movimiento beatnik, en 1967 se fue a vivir a Nueva York con su novia lesbiana, con la esperanza de conocer a Allen Ginsberg.
Trabajó de costurera, ayudante de cocina, empleada doméstica y vendedora de panchos en el Lower East Side, llegando a drogarse con heroína.
Vinculada con la comunidad gay surgida de los disturbios de Stonewall, publicó en el periódico Come Out, órgano del Frente de Liberación Gay de Estados Unidos, el poema lésbico «Ovario uno».
En 1974 vuelve a la Argentina, en un momento de fuerte compromiso político de la juventud, y se instala en Buenos Aires, donde decide militar en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST)
Fue nombrada por el PST como encargada de editar una revista feminista, que llevó el nombre de Todas.
A comienzos de la década de 1980 consiguió trabajo en diario El Popular de Olavaria y más tarde trabajó para el diario La Voz, en el Suplemento de la Mujer.
En 1983 fue contratada para trabajar en el diario Crónica, uno de los principales periódicos del país, orientado a los sectores más populares. Poco después, la editorial decidió crear una revista policial que llevó el nombre de Esto!,donde trabajó, en una época en la que ninguna mujer hacía periodismo policial en la Argentina.
Utilizó el policial como un periodismo de denuncia, no solamente sobre violencia doméstica sino también sobre la persecución y muerte de travestis, los inundados, la gente estafada.
En la década de 1990 la revista Esto! cerró y Ferro pasó a trabajar al diario, dirigió el suplemento infantil. Era también delegada sindical de los periodistas.
En 2001, durante la mayor crisis de la historia argentina, fue despedida como represalia por una huelga y comenzó a formar una nueva generación de titiriteros en el barrio de La Boca y en Olavarría.